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¿Quién jodió a Colombia? A propósito de un editorial

Por: Donaldo Mendoza

Hace poco, desde un editorial del diario payanés El Nuevo Liberal (13-12-23), se exhortaba a cambiar la narrativa, respecto a los jóvenes, que ciertos sectores político-ideológicos difunden con notorio éxito. Al grado que la palabra “jóvenes” (entiéndase ‘muchachos pobres’) es sinónimo de ‘perturbadores del orden’; porque, según esos sectores, hay que dejar las cosas como venían. 

Han sido tan hábiles en instaurar ese ‘nuevo perfil’, que la expresión “primera línea” es asociada a crimen y/o delincuencia, mensaje que ha ganado ya una audiencia grande, incluso en sectores de clase media. Y su verdadero origen parece olvidado: el ingenioso invento de ‘armarse’ con escudos artesanales y ponerse al frente para evitar que, a los marchantes, en su mayoría jóvenes, les dispararan a los ojos, durante las duras jornadas del estallido social.

Para entender el comportamiento de nuestros jóvenes, un poquito de historia no viene mal. En efecto, hace poco un pariente me comentaba que, aún sin terminar el último grado, en 1968, en el Instituto Técnico Agropecuario (ITA) de Buga, ya tenía oferta laboral del INCORA, y le daban además la opción de escoger municipio en tres regiones: Cauca, Antioquia y la Costa. Subrayo, no era profesional, sino “técnico agropecuario”.

Esa era la imagen de Colombia en el gobierno de Carlos Lleras Restrepo (1966-1970), quien adelantó una reforma agraria integral en todo el territorio; su objetivo era concluir lo que había quedado pendiente desde el gobierno de Alfonso López Pumarejo. Terminados los cuatro años de Lleras Restrepo, le sucedió Misael Pastrana Borrero, electo en unas elecciones sospechosas de fraude. 

¿Qué hizo Pastrana? Uno de sus primeros actos administrativos fue desautorizar el pago de salarios durante tres meses a los funcionarios de INCORA. Y pronto organizó el Pacto de Chicoral: “Un acuerdo firmado entre el gobierno colombiano de Misael Pastrana, congresistas y terratenientes o latifundistas colombianos, el 9 de enero de 1972 en la población de Chicoral en el municipio de El Espinal (Tolima), con el fin de frenar el intento de reforma agraria…”. En 2009 Álvaro Uribe cambió el nombre por INCODER, y quedó sepultada la expresión ‘reforma agraria’, y el dinero para el campesino pobre, incluyendo ayuda internacional, se fue a los bolsillos de latifundistas y a un costoso sistema de riego en el Ubérrimo, por el que salió Uribe a dar explicaciones. Entre tanto, los campesinos organizados, entre ellos la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC), fueron perseguidos hasta quitar del camino al último dirigente visible.  

En esos momentos se jodió Colombia. Porque la reforma agraria era todo: asistencia técnica, puestos de salud, escuelas, banco agrario, vías terciarias, cooperativas, servicios públicos… En suma, la reforma agraria era empleo. Y los jóvenes eran los más favorecidos. Muerta la reforma agraria, ocurre lo que desde entonces vemos: corrupción, violencia, inseguridad, narcotráfico, despojo, desplazamiento, pobreza… Y los campos y los ríos de la patria convertidos en cementerios.

Hoy se les pregunta a bachilleres de instituciones públicas qué carrera desean seguir en la universidad, y en su mayoría responden que quieren ser policías, porque no ven otro horizonte de trabajo. Y el muchacho pobre que ingresa a la universidad sabe que su futuro es incierto, y en su desesperanza muchos desfogan la frustración en muros y paredes de las ciudades, dibujando grafitis y mamarrachos. Y los hijos de clase media buscan opciones de beca en el exterior, y se van: mi hija está en Alemania, la familia del lado izquierdo tiene una hija en Estados Unidos y la del lado derecho una en Argentina. Mi pariente bachiller del ITA, hoy profesional, tenía una hija en EE. UU. y otra en Chile.

Y para muestra de lo que les ocurre a muchos bachilleres pobres, basta mirar el caldo de pandillas que han hecho invivible Buenaventura. Y para terminar el comentario, al título del libro ‘En qué momento se jodió Colombia’, le doy una vuelta de tuerca: ‘¿Quién jodió a Colombia?’.  

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