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¿Qué significa hablar, gobernar y caminar sobre la vía de la justicia en la Biblia?

Inevitablemente la pregunta anterior, conduce a establecer e indagar la relación de la siempre misteriosa y fascinante figura de Doña Sabiduría con la Justicia. 

Dos personificaciones literarias propias de la literatura oriental, recogidas magistralmente en la Biblia hebrea, que el cristianismo heredó y aplicó a Jesús de Nazaret, el hijo de Dios,  llamándolo plenitud encarnada de todo lo que se había dicho de forma figurada o alegórica  en el AT sobre la Sabiduría (en hebreo חָכְמָה – hokmah) y la Justicia (en hebreo צֶ֥דֶקsedeq). Un camino digno de transitar para tal propósito, es el estudio del emblemático texto de Prov. 8, 1-36, denominado segundo discurso de Doña Sabiduría, del cual analizaré acá sólo los vv.6-21 y que recomiendo leerlo con calma cada uno. En síntesis, reflexionaré y responderé al interrogante planteado, siguiendo este esquema:

  1. Justicia-Palabra (Pr 8, 6-9): 

     Saber hablar y escuchar en una cultura oral, garantiza la trasmisión de la sabiduría a través de la palabra, que viene regida por la integridad, justicia y veracidad, que a su vez, expresa mediante seis calificativos: honestidad, rectitud, verdad, justicia, claridad y el derecho. Tanto en estilo como en contenido el discurso de Doña Sabiduría responde a un objetivo ético que busca, en primer lugar, el bien de la sociedad y de sus miembros, en pleno contraste con las palabras de Doña Necedad, quien con lisonja, engaño y seducción, arrebata la paz y la vida a los hombres.

  1. Justicia-Gobierno (Pr 8,12-16): 

Es la sabiduría la que provee al rey y gobernantes la inteligencia para gobernar justa y sabiamente, ese es el arte de gobernar. Esto significa que no por ser rey, se es sabio, sino que es la sabiduría, la que capacita para ser rey o gobernante, cuyo modelo más elevado es Salomón, quien pide a Dios “un corazón capaz de escuchar para gobernar a su pueblo con justicia y distinguir el bien del mal” (cf. 1Re 3, 9). 

Porque sin ella, a los pueblos sólo les espera ruina y tiranía. De ahí que el consejo, la competencia y el poder sean tres elementos principales del arte de gobernar universal.

  1. Justicia-Prosperidad (Pr 8,17-21): 

Es la sabiduría la que se presenta a sí misma como poseedora de una inteligencia múltiple, según el lenguaje moderno, descrita en hebreo por diversos términos: astucia, sagacidad, consejo o deliberación, competencia o ingenio, inteligencia o discernimiento, fuerza, potencia y poder… Por tanto,  el hombre sabio, es capaz de tomar decisiones éticas frente a Dios y a los demás, porque este es el actuar de Doña Sabiduría con la metáfora del camino, pues según el biblista James A. Loader, todas sus acciones son justas en “esencia y manifestación”. 

Establecer una relación personal, íntima y afectiva con la sabiduría, es que lo hará próspero al discípulo en el camino de la vida, colmándolo de riqueza, bienestar y justicia.

A partir de lo anterior y en la misma línea de la biblista Nuria Calduch, considero que la Sabiduría bíblica puede iluminar la vida personal, las relaciones interpersonales, la vida social y la mentalidad de los gobernantes. Son vigentes las reflexiones expuestas acá sobre Sabiduría-Justicia, como una fuente inagotable de luz para la construcción de un mundo más justo, fraterno y humano, en el que la paz universal no es un sueño, sino una realidad, un don del Dios único, creador del universo, justo y misericordioso. 

Y a la vez una tarea de los hombres que buscan y aman la Sabiduría-Justicia desde una oralidad, moralidad o ética y religiosidad auténtica.

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Juan Carlos Mendoza: