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¿Qué hace usted, qué hago yo y qué hacemos todos por el medio ambiente?

Un buen ejercicio resultaría si en una fecha como hoy 24 de octubre, Día Internacional contra el Cambio Climático, comenzamos por preguntarnos de manera individual qué estamos haciendo en pro de la defensa del medio ambiente y esa misma pregunta hacérsela al vecino, al compañero de trabajo, al amigo, a los miembros de la familia y finalmente a las distintas autoridades gubernamentales, entre otros. Es la fecha para movilizar y sensibilizar a miles de personas acerca de los efectos del cambio climático y el grave peligro que conlleva el calentamiento global.

El estilo de vida moderno depende del consumo de enormes cantidades de energía. Recientes informes indican que el uso de la energía se ha duplicado en treinta años y se espera que se incremente un 60% para 2020. Y aunque hay alternativas limpias de generación de energía, la mayor proporción aún proviene de la quema de combustibles fósiles, como el carbón, petróleo o gas. Los combustibles fósiles generan grandes cantidades de Gases de Efecto Invernadero. (GEI).

En esta fecha especial, el llamado que hace la comunidad mundial es a hacer un esfuerzo común para reflexionar sobre la crisis climática que enfrentamos y tomar medidas significativas para abordarla.

En las regiones vulnerables, como el Cesar y La Guajira que están experimentando los efectos devastadores del cambio climático de manera más intensa y temprana, debido a que estas dos regiones, situadas en la costa caribeña de Colombia, enfrentan desafíos ambientales únicos, y es urgente que se les brinde la atención que merecen.

Se podría hablar de dos regiones en crisis que históricamente han dependido de la agricultura y la minería. Y qué han enfrentado graves sequías, aumento de las temperaturas y escasez de agua. La falta de acceso a agua potable y la degradación del suelo han llevado a la inseguridad alimentaria y al desplazamiento de poblaciones. La pérdida de biodiversidad y la degradación de los ecosistemas son preocupantes especialmente en nuestros departamentos.

Es por ello la necesidad de acción urgente. Se necesitan inversiones en infraestructura hídrica, tanto naturales (preservación y recuperación de cuencas) como el embalsamiento en época de lluvias para aprovechar aguas en el verano. Al igual impulsar las energías solar y eólica.

Urge además comprometer a la academia. Se debe educar a las comunidades sobre las prácticas sostenibles de manejo de recursos naturales y la importancia de la conservación de medio ambiente.

Debemos tener claro que siempre habrá una fuerte tensión entre desarrollo y medio ambiente, ya que la sociedad requiere proveer riqueza y bienes materiales, como los minerales y energéticos o los derivados del agro, para emplearse y superar las carencias, sin que la tasa de explotación de esos recursos de la tierra sea sobrepasada y lleguen a extremos de afectar la sostenibilidad.

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