El coronavirus se conoce también como SARS-CoV2 (Severe Acute Respiratory Syndrome). La epidemia COVID-19 se inició en una plaza de mercado de productos de mar en Wuhan, China en diciembre de 2019. Saber en qué parte del territorio se da un evento como este, es muy importante. Aquí los geógrafos aportan mucho.
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Para la primera semana de enero de 2020, y en tiempo récord, se determinó que el causante de este brote era este virus. No es claro a partir de qué organismo pasó al hombre, porque la secuencia de este virus semeja la descrita para murciélagos. Muchos biólogos participaron activamente para generar este conocimiento. ¿A partir de qué organismo se transmitió? Es una pregunta que sigue abierta.
El nombre del virus se deriva de su estructura por microscopía electrónica en forma de corona. Su material genético es ácido ribonucleico (ARN). La forma masiva para verificar con certeza que estamos contagiados es mediante una prueba molecular de RT-PCR que identifica un fragmento del material genético del virus. En este momento, la prueba ha sido estandarizada en el Instituto Nacional de Salud en Bogotá. Ya tenemos docentes de la Universidad Nacional de Colombia certificados para hacerla.
Este virus se replica rápidamente y, como es una enfermedad nueva, no tenemos defensas. Nuestro sistema inmune necesita ser expuesto al virus para generarlas naturalmente (la pandemia), o artificialmente (una vacuna). Para algunos el virus será letal. Para la mayoría dejará aprendizaje inmunológico. En el momento se indica que ya hay prototipos de vacunas. Muchos de los involucrados en su diseño son ingenieros biológicos.
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Los datos iniciales de Wuhan sugerían que la tasa de mortalidad era superior a otras gripas causadas por virus similares, y se estimó en 4%. ¿Cuántas personas se esperaría que murieran si la población es la de Valledupar, o La Paz o el Cesar?
¿Por qué sin conocer todos los casos se hizo este estimado? Porque era necesario planear y proyectar el número de casos a esperar, las camas en hospitales que se necesitaban, la necesidad de restringir interacción entre las personas, y la contingencia económica entre otros. No fue improvisación la construcción de hospitales que hicieron en Wuhan, nuevamente en tiempo récord, el cierre de fronteras y la cuarentena. Los datos y su análisis son herramientas poderosas para entender la pandemia; muchos estadísticos han estado a cargo de esto. Si nuestros políticos basaran sus decisiones en los datos interpretados por la ciencia, lo harían mejor.
Pasado el pico de casos en Wuhan y mirando nuevamente los datos se estima ahora que la mortalidad es menor de 1,4%. Cuando aparece una nueva infección es importante identificar a todos los contagiados. El problema es que algunos no presentan ningún signo o síntoma que indique su estado. Si no se buscan activamente, sólo podemos hacerlo a partir de quienes, estando enfermos, tienen una prueba positiva para el virus. En Corea del Sur, decidieron hacerle prueba a todos los que podían. Esto hizo que lograran contener mejor la transmisión que en otros países. Hacer muchas pruebas diagnósticas en simultáneo y vacunas a gran escala requiere automatizar procesos donde aportan los ingenieros mecatrónicos.
La cuarentena en Italia se ha acompañado de expresiones espontáneas de la gente que canta y acompaña con instrumentos sus días de confinamiento, con muestras artísticas online. Así mismo, hemos observado muchos cambios en los comportamientos de las personas. Los gestores culturales y comunicativos además de apoyar con comunicación de calidad, pueden interpretar estas expresiones.
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Los casos ya están pasando los 300. De esta cifra dos terceras partes son personas que llegaron de países con transmisión alta del virus, y la otra tercera parte se supone que están asociados a estos viajeros y el contagio interno, que tenderá a crecer.
La mejor manera para cuidarnos es limitar la aparición de casos autóctonos. Limitar la transmisión, para que cuando estemos todos en contacto con el virus, la mayoría haya construido defensas.
Por: Marcela Camacho, MD PhD, Profesora titular, Vicerrectora de Sede Universidad Nacional de Colombia, Sede de La Paz.