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Proyectando Sueños Vallenatos

Leonardo Favio Cárdenas Croez es un joven emprendedor, lleno de ganas por vivir una vida diferente. Lo apasiona el fútbol, la escuela de fútbol PSV -Proyectando Sueños Vallenatos- es su vida;  el arte pop urbano es otra de sus pasiones, aerógrafo en mano se planta ante una pared a dejar en cada mural un mensaje de amor y esperanza; dibuja la naturaleza, esa que ha vivido desde niño y con la cual interactúa de manera especial, su socio Orlando Plata vive con él sus angustias y sus alegrías. Los hemos visto muchas veces llenar de colores esas paredes sucias y olvidadas de un Valle que crece con diferencias y entornos grises. No le gustan las diferencias sociales; piensa en los niños que no tienen con qué comer, que no tienen espacios en donde recrearse y que los acecha el dolor de las drogas y la indiferencia de una pobre gestión administrativa, que se olvida que los niños y la juventud en general son el presente y el futuro de un mundo, que a veces es indolente con ellos.

Son esos panoramas oscuros los que lo invitan a pintar espacios mágicos; por eso de la mano de su pareja, compañera de aventuras y de vida, Jazmín Toncel, se han dedicado a cultivar en los niños el amor por el deporte. Crearon una escuela de fútbol en donde decidieron invertir todas sus ganas y su esfuerzo y hasta la poquita plata destinada a la merienda de sus hijos, fue compartida con unos veinte muchachitos con los cuales arrancaron.

Emprendieron una  lucha sin igual, como dice el refrán popular: “una pelea de tigre, con burro amarrao”. Su idea es sacar a esos niños de esos barrios vulnerables, de ese entorno gris en el que crecen llenos de hambre. Luchando en contra  del poder de la plata sucia, con la droga acechando su debilidad espiritual y sus cuerpos llenos de nostalgia y abandono.

Hoy la escuela está acreditada ante la liga departamental de fútbol, ‘Escuela de Fútbol PSV’, con más de 100 muchachos, quienes reciben además de orientación deportiva, fundamentos académicos sólidos y trabajo en la formación como seres humanos íntegros. En esta escuela deportiva, que orienta este par de jóvenes, se dedica el mayor tiempo a levantar muchachos formados con amor por su tierra y con la esperanza puesta en ser grandes atletas y grandes seres humanos.

“Me siento orgulloso de trabajar con vocación de servicio, con un objetivo fundamental, contribuir en la formación de una generación de atletas y de personas integrales sobreponiéndonos a las adversidades y con mucho amor a la vida  ignorando las palabras  necias, vamos PSV”.

Leonardo Favio es un hombre que cambió un fusil y un morral lleno de guerra y de negro panorama, por un pincel y una paleta llena de colores para dibujar alegría. Hoy dispara palabras de amor a más de 100 hijos a los cuales les dedica su tiempo, les  brinda paciencia, la cual aprendió con ellos; los orienta en el respeto por la vida y en la construcción de un mundo mejor, ese mundo que nos ofrece el deporte en todas sus disciplinas, en ellas el fútbol, su amor especial.

Gracias Leo, gracias Jazmín. Sigan proyectando sueños vallenatos. Sólo Eso.

Por Eduardo Santos Ortega Vergara

 

 

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