La migración forzada de colombianos al exterior es otro de los desastres que padece el país. Más de seis millones de colombianos vivimos en el exterior. Algunos han emigrado voluntariamente (por estudios, matrimonios, aventuras).
Otros -muchos-han sido obligados a abandonar el país por motivos económicos, falta de empleo o de oportunidades. La desigualdad social expulsa a muchos compatriotas a mundos desconocidos, no siempre fáciles. Son víctimas de un modelo político-económico excluyente e injusto.
Hay además un grupo de casi medio millón de colombianos, víctimas del desplazamiento forzado al exterior, obligados a dejar la tierra natal por causas asociadas al conflicto armado, son los exiliados, otra expresión trágica de la violencia interna. El Derecho Internacional Humanitario juzga esta modalidad de desplazamiento como una grave infracción y de ello ha advertido ACNUR al gobierno de Colombia, el tercer país del mundo con más desplazados internos y externos.
Sin embargo, los colombianos desplazados externos hemos sido apenas mencionados en los debates y Foros de víctimas, nos han invisibilizado política y mediáticamente, no hemos sido convocados a los espacios formales/legales de participación, es decir, carecemos de representación.
Esto nos llevó a idear caminos para involucrarnos en el proceso, exponer nuestra visión del problema y exigir atención en el marco de la Ley de Víctimas y participación en el proceso de negociación que se adelanta en La Habana.
Fue así como el sábado 13 de este mes se realizó el primer FORO INTERNACIONAL DE VÍCTIMAS de todo tipo, mediante una plataforma de internet. El evento contó con la participación de colombianos residentes en 20 ciudades(americanas y europeas) que narraron crudamente las causas de su desplazamiento, sus duras e impactantes vivencias como exiliados y exigieron del gobierno, atención, participación, retorno digno con garantía de no repetición de hechos victimizantes, reparación integral por los daños causados, cese al fuego bilateral para que no haya más víctimas, y construcción de la memoria histórica; urge un relato de la diáspora colombiana para conocer la verdad de cuanto ha ocurrido,“La verdad es la justicia ”, dijo uno de los participantes.
En Suecia los exiliados colombianos nos reunimos en Västerås. Escuchamos testimonios muy conmovedores; nos sorprendió especialmente la expresión de un joven guajiro que después de estremecernos con la narración sobre el asesinato de su padre, exguerrillero EPL amnistiado, dijo con voz firme: “Yo perdono a los asesinos de mi padre, y lo hago porque sólo yo soy dueño de mi perdón, no Dios ni el Estado y así mismo pido a las víctimas de mi padre, que lo perdonen”.
Interesante y oportuna reflexión que acerca a la reconciliación.