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Palabras mayores

No lo dijo cualquier político, ni un sociólogo, ni un comentarista agorero. No. Lo dijo el Papa Francisco, con el alma contrita, en el cementerio de Fogliano Redipuglia, en Italia, ante ciento quince mil tumbas de soldados caídos en la Primera Guerra Mundial:”Hoy, tras el segundo fracaso de la guerra mundial, quizás se puede hablar de una tercera guerra combatida, por partes, con crímenes, masacres, destrucciones”.

Francisco sustentó lo que muchos presentimos, ya había comentado en una de mis columnas que no vendría la Tercera Guerra Mundial sino que ya estábamos en ella, y de ese ‘por partes’ de que habla el pontífice, hice un recuento de los conflictos en todas partes del mundo; eso ya es guerra.

En esta semana, Chile, un país al que considero maduro y sereno, solo sacudido por los movimientos de tierra debidos a su situación geográfica, sufrió el golpetazo del terrorismo, con las consecuencias de siempre: muerte, heridos, dolor y asombro.

Los actos terroristas siempre asombran, eso es claro, pero también indican que la paz de un país, de un pueblo de un lugar se rompe inesperadamente con un estallido, con un avión que se derrumba, con la decapitación de periodistas, con dos torres que se destruyen, con tantos actos deshumanizados que acaban con vidas inocentes. ¿La destrucción del hombre por el hombre, de que hablaba el Manifiesto Comunista?

El presidente Obama ya tiene listo al ejército que va a acabar con el Estado Islámico. Más sangre, más bombazos, más tragedias, más aburrimiento de vivir en un mundo tan desesperante, lo dijo un universitario en una entrevista por la televisión: “No conozco la paz, soy de la generación de los conflictos”, y lo han dicho muchos de su edad.

Los jóvenes han comenzado con campañas mundiales para concienciar al mundo del derecho que tienen a vivir en paz: marchas, eslóganes y todos los que se les ocurre para pedir que cesen los conflictos.

Esas palabras, que son bien pensadas, palabras mayores, del Papa Francisco, sobre una guerra mundial ‘por partes’, hay que sopesarlas y los gobernantes no dejarlas caer en saco roto. ¿Será que con más balas y bombas se logra la tranquilidad de los pueblos? o se formará el polvorín más grande que se haya visto jamás; ahora las armas son más poderosas…

¿Solución? Me es difícil decir qué se debe hacer, solo encuentro algo que puede servir, lo dijo el famoso estratega judío Moshé Dayan: “ Si quieres hacer la paz no bales con los amigos; habla con los enemigos.” Diálogos y acuerdos urgentes, eso es.

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