Por: Eduardo Verano de la Rosa
El Distrito Especial, Industrial y Portuario de Barranquilla, capital del departamento del Atlántico, entidad territorial descentralizada de derecho público, dotada de los atributos de la personalidad jurídica era titular de la organización de los Juegos Panamericanos 2027.
Era un título conforme a derecho, resultado de las gestiones realizadas por Jaime Pumarejo Heins, su alcalde, y Elsa Noguera de la Espriella, gobernadora del departamento del Atlántico, y garantizadas por el Gobierno nacional por intermedio de Iván Duque Márquez, presidente de la República. Eso nadie lo discutía, ni se podía discutir.
El Distrito de Barranquilla adquirió unas obligaciones jurídicas con Panam Sports por la realización de los Juegos Panamericanos 2027 y las cumplió en los plazos convenidos, por su parte, el Gobierno nacional era el responsable de la financiación y pago de dos cuotas y no las cumplió.
Los perjuicios que sufrirá la ciudad, el departamento del Atlántico, la región Caribe y el país serán inmensos en su propósito de generar mayor empleo, salarios decentes, desarrollo del turismo, crecimiento económico, equidad en la distribución del ingreso, mejoramiento en la infraestructura, conectividad, progreso deportivo y aportar a la construcción de la paz total.
En la actualidad, el presidente de la República, Gustavo Petro Urrego, trabaja en las gestiones necesarias afín de lograr que al Distrito de Barranquilla se le otorgue la sede de los Panamericanos de nuevo.
Autoridades del poder central de la república y de las entidades territoriales descentralizadas de derecho público trabajan para conseguir este noble propósito. No se trata de buscar responsables, pero hay consecuencias que asumir.
No obstante, la perdida de la sede y los esfuerzos por recuperarla, invitan a reflexionar acerca de la organización del poder en el territorio de la república.
La pérdida de la sede tiene, en esencia, tiene nombre propio: el centralismo. Este modelo de organización del territorio acumula y concentra tanto poder en el Gobierno nacional y en sus instituciones que abarca mucho y aprieta poco, lo que paraliza la gestión de la administración pública que marcha atribulada para atender tanto trabajo.
Con el propósito que estos hechos no vuelvan a repetirse se hace necesaria una cirugía institucional que descentralice racionalmente el poder en todo el territorio de la república. Seguro que en un poder descentralizado —política y fiscalmente— no ocurrirían estas cosas, debido a que en una nación descentralizada la distribución del poder político dinamiza la administración pública.
Trabajemos todos por volver a obtener la sede de los Juegos Panamericanos 2027 para Barranquilla y Colombia, ni más faltaba, y es hora que el gobierno que asumió el cambio como norte de su política para democratizar el territorio de la república invite a una reforma constitucional o adopte medidas útiles y concluyentes que democraticen el poder en todo el país con transformaciones que en realidad necesiten los colombianos como la federalización en la que se le dé vida, un verdadero sacudón a las entidades territoriales de derecho público al dotarlas de autonomía política, es hora de dar ese salto, la historia lo exige.
¡Presidente Petro, adelante, tiene la palabra!