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Poco de bueno, mucho de malo y de feo

Visión Universal

Cambiemos

Por: Luis Mendoza Sierra

Concluye un año tremendamente complicado para el país, y peor para el departamento del Cesar que languidece en manos de una dirigencia desarticulada, torpe y reactiva, lo cual no es menos que un desastre.
Todos somos responsables, unos más que otros, de lo que ocurre en esta región que ha venido perdiendo su liderazgo y su brillo. Poco de bueno, mucho de malo y de feo, pincelan un panorama aflictivo, lo cual sería menos grave, si al divisar el horizonte encontráramos señales que nos alentaran.
Para colmo, la naturaleza, enfurecida, se ha ensañado contra nosotros, cobrándonos, con razón, los abusos de los unos, la negligencia de otros, como el desvalorizado aprecio que la sociedad tiene de la vida misma. Es eso lo que se concluye al observar la manera cómo esta humanidad menosprecia lo poco que nos queda de recursos naturales.
No siendo aconsejable, quizás ni productivo, buscar responsables de los males que nos aquejan, y al contrario, muy dado, como soy, a exaltar en público a quienes lo merecen, vale como estímulo llamar a quienes ejercen el liderazgo regional, a reasumir su rol para canalizar esfuerzos y desarrollar tareas comunes que rescaten el nombre del Cesar.
Razones y síntomas que hacen parte de un diagnóstico algo confuso, impiden, por ejemplo, que el señor gobernador Cristian Moreno alcance el aforo deseable para un mandatario, en cuanto a su capacidad de convocatoria y liderazgo. Con frecuencia, falta saber si ex profeso, se le ve solitario, aislado y no obstante su verbo descrestador, retraído.
Lleno de buenas intenciones, como no dudo, un fantasma de indecisión, escasa capacidad gerencial, lánguido poder de convocatoria y liderazgo, sigue acechando su gestión. Quisiera verlo empoderado, decidido, dialogante y abierto. Quizás en el año que resta de su mandato sea imposible cambiar su estilo de gobernar que pasará a la historia del Cesar como uno de los más insípidos.
Las enormes expectativas que nos hicimos quienes votamos por él, y el resto de la gente del Cesar que creyó en que la llegada de alguien humilde representaría una gestión extraordinaria, no han sido colmadas, y el tiempo que le queda es insuficiente para lograrlo. Pero puede, aun con el sol a las espaldas, despedirse activando una gestión gerencial, y por tanto, dinámica, productiva y eficaz. Estructurando un frente democrático, plural y fuerte, con un gabinete de integración y liderazgo que permita la inserción de actores diversos, social, y políticamente, para rescatar el protagonismo y el posicionamiento de la región en el panorama nacional y Caribe.
El Alcalde de Valledupar, entre tanto, aun con su talón, que es casi pie de Aquiles, la seguridad, revela una capacidad de gestión aceptable. Su retórica simple lo acerca al pueblo con facilidad. Es innegable su capacidad de trabajo, tanto que con los recursos que tiene el gobierno departamental, algunos reflejados en necios superávit, como quizás ocurrirá este año, habría generado una revolución, pues se notan logros, a pesar de la escasez económica.
Pero el señor Alcalde tiene que activar el chip de su liderazgo. No percibo en su gestión convocatorias amplias y diversas para afrontar, en frente común, las grandes dificultades. La inseguridad, la inmovilidad, el desempleo, el desastre de la malla vial de la ciudad, ofenden al ciudadano y hacen imperativa la suma de voluntades para resolverlos.
Hacer la fotografía completa del panorama regional implica actores privados. La empresa del Cesar, además de incipiente es indiferente. El departamento se desmorona en vuestras manos y no parece enterarse de lo que ocurre. Los gremios desaparecieron y la Academia, pierde su propósito de formar talento humano, construir y aportar conocimiento, para convertirse en un negocio, como cualquier otro, que fija su interés en la ganancia.
Qué decir de esta sociedad incivilizada, que no respeta los valores y que se enfrenta como alacranes, construyendo sobre la destrucción de los otros. Con un escenario así, no podremos avanzar jamás. Corresponde, entonces, incluir en nuestros propósitos del 2011, comenzar un proceso de transformación y cambio para que nuestros hijos puedan vivir mejor que nosotros.

SABLAZO

Un verdadero atropello e insulto descarado afrontan los ciudadanos de Riohacha y las personas que pasamos Navidad allí. 29 días sin una gota de agua, ni siquiera para mojar un algodón, es un ultraje brutal. En otro lugar del mundo se habría producido una revolución que destronaría a los responsables de esta verdadera catástrofe.
luiscompetitivo@gmail.com

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