X

Petro sería asesinado

Que el candidato presidencial Gustavo Petro Urrego sea asesinado, sorprendería y sacudiría a los colombianos, pero sería algo “normal” que esto suceda, porque ya hemos vivido esa clase de crímenes contra otros dirigentes como Jorge Eliécer Gaitán, Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo Ossa, Luis Carlos Galán y Carlos Pizarro, sin olvidar al humorista Jaime Garzón y muchos más.

Han sido crímenes sistemáticos, ordenados por personas sentadas detrás de un escritorio, que tenían (¿o tienen?) línea directa con funcionarios públicos y de las mismas autoridades. La impunidad es un error del poder judicial.

Muchos creemos que el Congreso legisla a su “acomodo” para beneficiar sus pretensiones y no pensando en el país (seguramente aquí se salvan algunos congresistas).

¿Quién podría estar detrás del crimen contra Petro?, esta pregunta es clave para mis consejeros periodísticos Tíochiro y Tíonan, quienes aseguran que hay fuerzas oscuras incrustadas en nuestras instituciones que se resisten a conciliar, que no permiten el cambio, que se aferran de manera soterrada a blindar espacios para bloquear el surgimiento de nuevas ideas.

Pero, ¿por qué asesinar a Petro, en estos momentos?, es la inquietud que surge. Mis consejeros periodísticos precisan que, el crimen contra Petro no tendría tanto eco en el mundo como en plena campaña política, cuando la atención del mundo estaba sobre el país. Ahora, algunas fuerzas políticas aprovecharían esos espacios del movimiento político petrista para reorganizarse y sacar provecho de la misma.

Petro sería un muerto más y a vuelta de dos meses a todo el mundo se le olvida el crimen. Enseguida vienen las elecciones regionales y las cargas políticas se complementarían, para sus adeptos.

Incluso, ya el excandidato presidencial, Gustavo Petro, en un Twitter le pidió a la Fiscalía que inicie investigaciones contra bandas criminales, que están amenazando a miembros de su movimiento político.

Tiochiro agrega que la situación es lamentable, porque pone al país de cara a una nueva crueldad que significaría retroceder en lo que Colombia ha avanzado con la desmovilización de las Farc.

Aquí lo que se está hablando es que no han claudicado las formas violentas de hacer política en Colombia ni mucho menos se respeta la dignidad ni la vida del contrario. Se trata de seguir implementando una democracia de tiranía, anárquica y virulenta. Un sistema que conserva sus raíces de violencia, como forma de hacer política.

Incluso, pareciera que los partidos políticos estuvieran incitando a la “guerra” como en el pasado lo hicieron los dirigentes de los partidos Liberal y Conservador, en aquel holocausto en la guerra de los mil días, provocado por la inestabilidad política (1899 – 1902). Hasta la próxima semana.

tiochiro@hotmail.com. @tiochiro.

Categories: Columnista
Aquilino_Cotes_Zuleta: