Siguiendo con esta segunda y última columna de opinión sobre este tema, debo decir que de los $83,3 billones para inversión durante el año pasado, el Gobierno solo ejecutó $59,4 billones, lo que representa el 71 %, pero lo más delicado es, que todo ese presupuesto que no se alcanzó a ejecutar por falta de planeación y sensatez, debía pasar como recursos de capital para la vigencia 2024, y no fue así, simplemente están en el aire, esperando aterrizar a donde más le convenga al gobierno, este desorden aplicado al manejo del Presupuesto General de la Nación, permitió la renuncia de la directora de presupuesto del Ministerio de hacienda.
Es allí donde nos preguntamos ¿para qué nos hacen pagar más impuestos?, si el recaudo de ellos no se invierte en la necesidades que tenemos los colombianos, si los niños del departamento de La Guajira y el Chocó siguen sin agua y sin alimentación, si los usuarios de la vía al Llano en donde se saca el 45 % de los alimentos agrícolas tienen que paralizar las vías para ser escuchados por falta de inversión vial, en donde son escasos los recursos para enfrentar el fenómeno de El Niño -dice el gobierno-, en donde los recursos del metro de Bogotá están en el limbo, solo por no cumplirle el capricho de que sea subterráneo y como si fuera poco la desidia administrativa, el ego y la terquedad, fueron los protagonistas de la pérdida de la sede de los juegos panamericanos.
Petro no llegó a la Presidencia por accidente, pero desde el principio fue un caos total su gabinete ministerial, al punto que en menos de 6 meses ya había cambios, porque algunos no soportaron la forma y manera de gobernar al país y otros porque simplemente de administración publica nada de nada, para la muestra un botón, el hoy ministro de Hacienda y su equipo de trabajo cometieron el error de pagar la bobadita de tres meses de salarios a los funcionarios públicos, recursos estos que siguen en el bolsillo de los trabajadores estatales más de 7 mil millones de pesos.
El presidente como candidato era conocedor de la delicada situación que estaba atravesando el país en cuanto a masacres y muertes de líderes y lideresas sociales, era su caballito de batalla, pero solo se quedó en discurso populista, porque en el año 2023 hubo 137 masacres y lo que va del presente año, a escasos mes y medio, van 9 masacres en Colombia, sin mencionar lo que está ocurriendo en Tuluá; es decir, nuestra patria, sigue bañada en sangre, mientras a alguien al otro lado del mundo se le ocurrió postular a Petro, al premio Nobel de Paz.
El tal “golpe blando” del que habla el presidente, no es más que otra imaginación de aquellas de Don Quijote de la Mancha, y si este golpe blando está sucediendo, es simplemente protagonizado por sus allegados y todos aquellos escándalos en donde se han visto involucrados sus familiares, ministros, embajadores y, como si fuera poco, el canciller.
Entonces mis queridos lectores, estamos frente a un gobierno parco en toma de decisiones, displicente con el carácter para enfrentar la corrupción, la austeridad, el narcotráfico, la delincuencia, pero industrioso para tratar de desconocer la independencia de poderes y de esa manera hacerse víctima de la Constitución y la Ley.
Emiliano Piedrahita Porras