Sobre Gustavo Petro siempre se ha dicho que siempre se reinventa para salir de las dificultades, logró superar las persecuciones del gobierno de Álvaro Uribe cuando era senador y los embates de Alejandro Ordoñez cuando era alcalde de Bogotá.
El momento que vive hoy es paradójicamente contradictorio, después de sacar 8 millones de votos en la elección presidencial frente a Duque no se ve como un político sólido, cohesionado con su gente y con posibilidades de victoria hacia el futuro, episodios como el del video recibiendo dinero en un apartamento por parte de uno de sus socios políticos, le quitó mucha credibilidad, ya que no explicó con suficiencia a la opinión pública, luego vino otro golpe, negarle la personaría jurídica a su movimiento le dificultó la posibilidad de avalar candidatos y lograr organizar una plataforma para las regionales que tienen en peligro su proyecto Colombia Humana, para colmo la frustrada candidatura de su esposa en Sucre y el lanzamiento de su hijo a la campaña por la Gobernación del Atlántico generó mucho ruido, lo dejaron como un político tradicional que sustenta su proyecto en el nepotismo, pero lo más grave es su presente en Bogotá, donde no logró sacar un candidato fuerte y tampoco hacer ningún tipo de alianzas que le garantice la victoria, desechó a Claudia López, la candidata con más opción por un solo tema, el metro subterráneo que condenaba a Bogotá a replantear todo únicamente por una obsesión, que si bien tiene buenas intenciones porque es mejor un metro subterráneo, también es cierto que esta partida la ganó Peñalosa con su medio metro elevado, tratar de reversarlo sería un gran error, además de eso resquebrajó la Bogotá Humana ya que un sector liderado por Ángela María Robledo, Susana Muhammad y María Mercedes Maldonado no apoyan al candidato que le tocó escoger por descarte, Holman Morris, con varias denuncias por maltrato intrafamiliar y que va en contravía de todas las posturas denunciadas por Petro en su carrera política.
El futuro tampoco parece bueno, si gana Claudia López la Alcaldía, como vaticinan las encuestas, Petro pierde su bastión, Bogotá, y si Holman Morris saca una votación paupérrima, como también vaticinan las encuestas, se deja contar, lo que sería una catástrofe política, dejándolo en entredicho para su aspiración presidencial, porque seguro Claudia López no cometerá el mismo error de volver a apoyarlo y ya tendrá sus cartas jugadas con Sergio Fajardo, que sí está en la coalición y va por la Presidencia en el 2022.
Una vez más Gustavo Petro demuestra que como estratega político es pésimo, se aferra a banalidades y se deja dominar por ese ego inflado que muchas personas cercanas a su entorno le critican y que le nubla el pensamiento para liderar un proyecto político exitoso, no es un cadáver político, pero su futuro esta bastante incierto y después de elecciones puede quedar con respirador artificial.