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Ojalá Ernesto arregle esto

Por: José Manuel Aponte Martínez

Bienvenidos señora gobernadora Elvia Milena Sanjuán Dávila y señor alcalde Ernesto Orozco Durán, la democracia en franca lid les dio el honroso título de gobernadora y alcalde de Valledupar, respectivamente, y no dudamos que siempre estarán a la altura de tan digna designación; esperamos que dentro de 4 años tengamos la satisfacción de despedirlos con muchos aplausos y recordarlos con gratitud.

A todos los alcaldes, por los que he votado y no, les he sugerido respecto a los agentes de tránsito una idea y ninguno me ha parado bolas ¿será qué ahora con Ernesto, pegaré? De pronto. Todos los años el Municipio hace un contrato oneroso y caro con la Policía Nacional, sin ningún resultado satisfactorio porque ellos no han sido capacitados sino para imponer el orden y preservar la seguridad ciudadana y no para andar haciendo partes y pidiendo pases. Son por lo menos mil millones de pesos, con ese dinero señor alcalde se puede constituir un grupo de jóvenes bachilleres, por lo menos 30 adiestrados en el Sena y dotados de su respectiva moto y así serían 90, porque motorizados se multiplican, por lo menos, por tres que harían presencia en toda la ciudad y estaríamos a la altura de Bucaramanga, Medellín y Cali que gozan de unos Agentes Azules respetables, que saben lo que hacen y conocen el oficio. Ahí le dejo la idea alcalde, analícela y verá que esto se organiza en movilidad vehicular. 

Siguen los bandidos burlándose de usted señor alcalde, como han venido haciéndolo con todos los mandatarios anteriores. Sí, se burlan porque nunca han tenido un castigo, ni mucho menos se han tomado medidas drásticas para evitarlo; se burlan porque el comandante de la Policía nunca ha dado la orden perentoria de detenerlos porque violan la ley a plena luz pública; se burlan porque Corpocesar, ni raja ni presta el hacha, reglamentando la poda de los árboles. Me refiero a los indolentes e insensatos que día a día arrojan basura en cualquier parte, especialmente de ramas y hojas producto de las podas o masacres que le hacen a los árboles sin permiso de nadie. Ojalá, “Ernesto acabe esto”, que no es cosa del otro mundo, pero que presenta esta ciudad como un basurero inmundo y vergonzoso.

En estos días estuve almorzando con mis hermanos y algunos sobrinos, que son bastantes, sin el refuerzo de mi otra familia la Moronera, que son más en el puente del río Badillo, sus aguas a diferencia del Guatapurí son tibias, acogedoras y la comida que venden en sus alrededores deliciosa, ¡pero qué abandono!, ni el Estado ni el Departamento y menos el Municipio han invertido nunca un peso para embellecer esos sitios y generar riqueza a través del turismo; lo mismo pasa con los balnearios de La Mina, El Pontón, Río Candela y muchos, pero muchos sitios bellos que tenemos, pues si Santa Marta, Barranquilla, Cartagena y Riohacha tienen mar de agua salada, nosotros tenemos bellezas de agua dulce. Vayan y dense una zambullida en esas tibias aguas, pero eso sí, rodeado de unos cambuches deteriorados y desaseados. Ahí le dejo esa otra idea alcalde y sepa que en esta columna siempre tendrá un amigo y colaborador que tratará de ayudarlo, para que “Ernesto cambie esto”.

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Es el colmo, inaudito e inadmisible que unas entidades tan respetables como Sanitas y Colsanitas, ésta última cara, no tengan en sus nóminas un médico proctólogo y haya que remitir a sus pacientes a Barranquilla o a otra ciudad; raro que María José, que es tan eficiente, no haya contratado a la excelente especialista en esa rama, la doctora Maira Carrillo Oñate, o será que ella no quiere. 

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