Ana María Vega Suárez, desplazada por la violencia desde el 2001, tuvo que ser testigo del asesinato de su papá, hechos que sin duda hicieron que emigrara fuera de su territorio salvaguardando la vida de sus hijos. Hoy con 4 niños, continúa vivenciando el abandono esta vez al parecer por parte de entidades públicas quienes hace 5 años recibieron su inscripción al programa ‘Vipa Nuevo Amanecer’ junto a más de 100 familias, un proyecto de viviendas de interés social que hasta el día de hoy nadie le ha podido dar razón.
Viviendo en Aguachica, sur del Cesar, tuvo que acceder a buscar un dinero prestado para el adelanto de las viviendas y así no seguir pagando arriendo, opción que la tiene debiendo tres meses del mismo por falta de empleo. Sobre las obras explicó que ha asistido a las entidades encargadas de este proceso quienes la tienen como una “bola de pimpom” por ninguna querer asumir la responsabilidad de la negligencia frente a las casas. “El 22 de junio corroboraron las falencias y han sido subsanadas” hablando de las grietas que presentaban las obras.
Las fisuras fueron mejoradas hasta diciembre del 2017 y las escrituras ya se encontraban notificadas desde abril y mayo del mismo año. Los encargados de seguridad industrial e ingenieros indicaron, según sostiene Ana María, que las 456 viviendas se encuentran mejoradas para su habitalidad. Por tal razón, el día de ayer Ana María junto a las demás familias accedieron al territorio que según ellos les pertenece porque no “hay otra alternativa”. En conversaciones con la interventoría, Vega Suárez dijo que habían afirmado que las viviendas “están totalmente hechas, habitadas, que no entienden porque el gerente de planeación no quiere firmar el permiso de habitalidad”. Añadió que ahora indican que existe un tiempo de 10 años de garantía mientras que el contrato asume dos años.
Hacía la administración local de Aguachica, Gobernación, contratistas y hasta el Ministerio de Vivienda de Bogotá se han tenido que dirigir los ciudadanos porque según dicen, allá está una respuesta. “No tenemos otra alternativa, nosotros nos vamos para allá”, puntualizó Ana María y agregó: “No vamos a invadir, vamos a tomar posesión de nuestra vivienda; yo soy desplazada por la violencia, no tengo trabajo y tenemos niños pequeños”.