La delincuencia en la capital del Cesar dejó otra víctima mortal la mañana de este miércoles. El mensajero Yenkins José Doria Castellano, de 34 años de edad, falleció producto de un disparo que recibió en un atraco ocurrido en el barrio Los Caciques, de Valledupar.
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Su deceso se produjo en la Clínica Santa Isabel donde estuvo batallando por sobrevivir de un disparo en la clavícula que le alcanzó a afectar órganos vitales.
La tragedia de Doria Castellano se empezó a tejer desde la tarde del lunes. El hombre llegó a una vivienda ubicada en el barrio Los Caciques para recoger un pedido y llevarlo a una microempresa de deditos localizada al noroccidente de la ciudad. Sin embargo, según sus familiares, luego de poner la encomienda en la canasta de la motocicleta, empezó a hablar por celular, llamando la atención de un delincuente que pasaba por la zona en motocicleta. Es así que lo abordó e intimidó con arma de fuego para exigirle la entrega del teléfono.
“Él empezó a decirle que para qué se iba a llevar ese celular feo, comenzaron a discutir y este le hizo un disparo en los pies, al intentar hacerlo de frente, mi hermano se le lanzó y lo tumbó. De ahí salió corriendo pero el sujeto se paró y le dio tres disparos, cogiéndolo por la clavícula derecha y el tiro entró y le bajó al pulmón”, narró Mauricio Doria.
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Inmediatamente el mensajero quedó tendido en el suelo mientras que el delincuente, vestido con buso color blanco y jeans, emprendió la huida con rumbo desconocido.
Los vecinos, quienes momentos antes salieron a resguardarse a sus casas por los disparos, salieron en auxilio de Doria Castellano. Uno de los habitantes decidió llevarlo a la clínica en la misma moto de la víctima.
HAY CÁMARAS
EL PILÓN conoció que la policía judicial durante las labores preliminares notó que por el sector existen cámaras de seguridad, las cuales serían pieza clave para dar con el paradero del asesino.
Además, de acuerdo a lo manifestado por los habitantes a los parientes de la víctima, el delincuente sería una persona delgada, alta y de tez morena.
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LA VÍCTIMA
Yenkins José Doria llevaba unos dos meses ganándose la vida como mensajero en la ciudad, pues anteriormente laboró como mototaxista y vigilante. Dejó dos hijos y residía junto a su familia en el barrio Edgardo Pupo.