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Médicos y científicos: héroes con batas no con capas

En medio de la angustia que nos genera la actual  crisis que atraviesa el mundo con  178 países, incluido Colombia,  infectados con el virus COVID 19;  con  330 mil casos y una cifra alarmante de más  de 14 mil muertos,  nos detenemos a aplaudir con vehemencia una labor ejemplar, la del médico. Los expertos y los  neófitos; el médico  general o los grandes especialistas.

Ese personaje que un día  decidió  ejercer ese apostolado, bien  por  desarrollo genético,  es decir por  herencia del padre  o la madre, o extraordinariamente  por vocación propia. Son esos hombres y mujeres que un día decidieron hacer de su vida un verdadero ejemplo de entrega y sacrificio. Son necesarios y meritorios los aplausos a los médicos, a enfermeras y enfermeros, jefes y auxiliares; a los camilleros, paramédicos  y todo el personal administrativo y operativo de clínicas y hospitales.

Todos ellos se emplean a fondo para cumplir con ética;  lo que hace más de 2500 años firmó  el médico griego Hipócrates de Cos, el famoso padre  de la medicina, “Llevar el bien y la salud es el propósito  fundamental,  o la base del juramento que Hipócrates dejó  como  legado”.  A pesar de  las injusticias con las que son tratados por los mercaderes de la salud. Les ha tocado librar batallas duras, poniendo en peligro su vida sin desfallecer, dejando a su familia sola y asumiendo como propia la vida de seres a los que nunca antes había visto.

En las más recientes crisis de la salud mundial se les ha visto exponer su vida: se calcularon en 1000 los casos de polio, y el médico estuvo ahí presente con todos sus acompañante; la epidemia de SARS 8000 afectados y 700 muertos en dos meses; La pandemia de gripe A H1N1, donde murieron más de 18000 personas alrededor del mundo; en Haití se desató un brote de cólera donde el terremoto de Haití le sirvió como cultivo favoreciendo su propagación alcanzando más de medio millón de afectados y 8000 víctimas.

La epidemia de ébola en el 2014; El síndrome respiratorio por corona virus de oriente medio; el virus del zika; en todos esos  escenarios también estuvo el médico. En Colombia la mano siniestra y criminal acaba con médicos buenos sin  razón aparente. Son humillados y maltratados en clínicas y hospitales públicos por cuenta de borrachos y familiares descontrolados. Sobre los médicos recae la responsabilidad de la vida del bueno o  del malo, del rico y del pobre. Por todas esas razones hoy le brindamos un reconocimiento especial a esa labor increíble.

Aplausos permanentes a su loable gestión. Nunca habrá con qué pagarles y seguiremos en deuda eterna con ellos. Gracias a los médicos Vallenatos; a las enfermeras y enfermeros, paramédicos y todos los que de una u otra forma dan su vida por salvar a otros. Dios les  bendiga  y a su ejercicio profesional. ¡GRACIAS!  Sólo Eso.

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Eduardo Santos Ortega Vergara: