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¿Mancuso o la causa nostra?

El lunes la noticia, de alguna manera pasó desapercibida. Un juez norteamericano avaló su deportación a Italia, país con el cual Colombia no tiene tratado de extradición. Aunque la semana anterior el desmovilizado jefe de las AUC insistió en su interés por favorecer la verdad que muchos colombianos esperamos escuchar, prefirió irse a la Toscana desde donde no puede ser obligado a contribuir a esclarecer procesos irresolutos de sus víctimas en Colombia.

Las heridas causadas por el conflicto armado son demasiado recientes, demasiado duras para que sanen sin un proceso verdadero. Cuando se dio el acuerdo, muchos analistas coincidieron en realzar la importancia de la verdad, de allí la transcendencia del Centro de Memoria y Reparación. La ida de Mancuso a Italia puede significar que no hay reparación, que los sobrevivientes a las víctimas seguirán con muchos interrogantes sin resolver.

Se sabe de algunos otros miembros de las extintas AUC que hace años gozan de libertad en el país del norte y otros países, no obstante, había confianza en que Salvatore Mancuso y Rodrigo Tovar ayudaran a sanar este país con sus regresos a dar la cara a la justicia colombiana. Después de todo, eso es parte del compromiso original. No hacerlo es darle la razón a todas aquellas voces que reclamaron por su prematura deportación sin haber rendido cuentas ante la justicia colombiana.

Septiembre pinta un mes muy movido para nuestro país. Sería fabuloso que esos movimientos sean garantistas de que los procesos judiciales se abstraigan de la politización y ayuden a la recuperación del tejido social. A todas estas hay muchos y grandes retos que superar, el económico cobra primacía pero ello no puede obnubilarnos para que nos distraigamos de buscar la verdad que estos dos protagonistas de una historia llena de dolor nos puedan mostrar.

De la misma manera, el regreso de Tovar es determinante en nuestro territorio. Son muchos los elementos que su retorno implica muy en particular para nuestro país vallenato, especialmente cuando podemos terminar en unas elecciones atípicas bajo unas circunstancias extremadamente sui generis.

La sumatoria de estas circunstancias es una oportunidad para que exista una gran convocatoria que unifique el interés general, de tal forma que se nos muestren nuevos y más sanos liderazgos. Se requieren líderes que entiendan que no es solo la economía, que es la gente, la educación, el campo, la tecnología, la justicia, en fin, el manejo transparente de los recursos -aún cuando no estén las ‘ías’ de por medio.- Líderes garantistas que contribuyan a superar no solo el pico de la pandemia, sino también sus consecuencias devastadoras que unidas al pico de la degradación de valores, a la inobjetable corrupción que campea por todas partes nos pueden llevar a una crisis aun peor de la que vivimos actualmente.

¿Existe esa persona, o ese colectivo de personas? Muchas veces el departamento del Cesar y la ciudad de Valledupar han sido lo suficientemente consecuentes para aprovechar o crear dicha oportunidad, esperemos que esta vez no nos decepcionen. Contra todo pronóstico Char lo hizo en Barranquilla, ¿Quién aquí? Hay demasiadas preguntas, alguien debe darnos respuestas

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Cenaida Alvis Barranco: