Hace tres años, Cristian Daniel Sánchez se sentó por primera vez frente a su papá. No lo conocía. No sabía que estaba vivo, y tampoco que había sido guerrillero de las Farc. Un mes antes, un tío le había contado que tenía papá, y que él lo quería conocer.
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El encuentro con su padre fue muy frío, recuerda Cristian: “Solamente dijimos ‘hola’, y duramos casi dos horas sentados en una tienda sin decir nada. Esa noche, en el cuarto del campamento sí hablamos, porque yo le pregunté por mi mamá, y me dijo que había muerto en el parto, y que ella también había pertenecido a las Farc”. Tras su muerte, su padre lo había llevado a Bucaramanga, a la casa donde se crio.
Cristian, hoy de 18 años, recibió muchas noticias impactantes aquel mes de abril de 2017. Esa fue la primera vez que pisó el antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación, ETCR, de Tierra Grata, en Manaure, Cesar, donde viven cerca de 200 excombatientes de las Farc, incluido su papá. Allí Cristian colabora con el equipo de comunicaciones y es uno de los 30 jóvenes que se está formado en comunicación estratégica y digital con apoyo de la Misión de Verificación de la ONU y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD.
“Antes de llegar a Tierra Grata yo era un niño problema”, acepta Cristian. “Me la pasaba en la calle y muchas noches no llegaba a dormir. Yo no tomaba, pero me gustaba acompañar a gente que lo hacía y que consumía sustancias ilegales. Andaba con los viciosos del barrio”, dice con franqueza. Días después de su llegada al ETCR decidió darse un tiempo para conocer a su papá y, en su calidad de hijo de excombatiente, empezó a colaborar en el único proyecto que le llamó la atención: el de comunicaciones. Aunque este no es un emprendimiento productivo como tal, es el grupo encargado de la difusión de los otros proyectos del espacio y se ha convertido en una especie de semillero de jóvenes con vocación por la comunicación.
Por ello, pronto empezó a andar con una cámara al hombro y hablar de redes sociales y proyectos productivos, el trabajo lo animó mucho, al punto que se ilusionó con aprender fotografía. A él lo inspiró el trabajo de Francisco de la Hoz (Marcos), un excombatiente que lidera el proyecto de comunicaciones de Tierra Grata, y que es fotógrafo autodidacta, aprendió con un libro y una cámara análoga, en el monte.
Ahora es un fotógrafo destacado por el nivel artístico de sus retratos (él tomó las fotos para este artículo) y también es uno de los beneficiarios de la formación.
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“Yo vi el trabajo de Marcos y dije: ‘yo quiero hacer algo parecido en mi vida’”, cuenta Cristian. Francisco recuerda que él le enseñó lo básico, y que él aprendió muy bien. “Fue mi pupilo y para mí es un joven con capacidades artísticas y estéticas”, cuenta Francisco. Para Cristian, una cámara y las comunicaciones fueron las razones para quedarse con su papá. “Yo le voy a decir la verdad”, dice Cristian, “yo pensaba irme, porque no me llevaba bien con él y porque sentía que iba a ser discriminado, pero decidí quedarme por la fotografía, porque hice amigos, y porque me gustó mucho eso de ayudar a los demás”.
DOS FORMACIONES, UN SOLO PROPÓSITO
Cristian y Francisco trabajan juntos en el equipo de comunicaciones de Tierra Grata, pero se forman por separado: Cristian con apoyo de la Misión, y Francisco con apoyo del PNUD.
Las dos capacitaciones se realizaron pensando en la necesidad de seguir acompañando a estos jóvenes en sus procesos y también en impulsar de forma creativa los proyectos productivos que se han visto afectados durante la pandemia. La primera es realizada por el PNUD y operada por la Fundación Chasquis, que tiene un énfasis en comunicación estratégica, y está pensada para impulsar los proyectos productivos y dirigida a los actuales miembros de los equipos de comunicaciones tanto de Tierra Grata, como del ETCR de Pondores, en Fonseca La Guajira.
La formación es realizada de forma virtual y ofrece seis módulos para brindar herramientas conceptuales y técnicas que les permitirá crear estrategias, acciones y contenidos de comunicación para promocionar y dar a conocer a un público más amplio, los productos fruto de sus emprendimientos socioeconómicos.
Los módulos de esta formación, que será realizada en los 24 antiguos espacios de reincorporación del país, son: comunicación estratégica (básico y motivacional); audiovisual: fotografía y video, audio (minipodcast, cuña), diseño gráfico y estrategias digitales (redes sociales). La formación inició el pasado 12 de septiembre y se extenderá por 18 semanas.
COMUNICACIÓN DIGITAL
Por otro lado, la Misión de la ONU realiza otra formación que es realizada por Laboratorium Creativo, la cual tiene un énfasis en comunicación digital y está dirigida a los más jóvenes. En ella está Cristian y allí aprende a contar historias en formato audiovisual a través de la comunicación digital, la fotografía, el video documental, las redes sociales, y el storytelling.
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Esta formación, que inició el pasado 20 de septiembre y se extenderá hasta finales de noviembre, la realizan 20 jóvenes de entre los 15 y los 22 años: diez del antiguo ETCR de Tierra Grata, en el Cesar, y diez del antiguo ETCR de Pondores, en La Guajira. En este grupo, Cristian es uno de los líderes, pues ya tiene experiencia en fotografía como lo demostró el año pasado cuando documentó de manera exitosa con fotos y video la llegada del agua a Tierra Grata, una obra comunitaria en la que participaron cerca de 200 personas del AETCR y de la comunidad vecina.
Los jóvenes que participan de estas capacitaciones han enfrentado las dificultades propias de la virtualidad, las cuales, en estos espacios de reincorporación son más precarias.
“Nos hemos perdido de algunas clases o porque se cae el internet o porque se va la luz, los dos servicios son inestables”, agrega Francisco. Por otro lado, no cuentan con equipos necesarios para producción audiovisual y deben echar mano de viejos celulares o de la única cámara que tiene el grupo de comunicaciones. “Cuando terminemos”, dice Cristian, “esperamos conseguir patrocinio para hacernos a algunas cámaras y computadores que nos permitan practicar lo aprendido”. También esperan apoyo para un mejor acceso a internet.
Según Anna Pont, jefa de la oficina regional de la Misión de la ONU, que cubre el Caribe colombiano, en esta formación hay jóvenes de proyectos juveniles que vienen de otros procesos a los cuales la Misión ha venido acompañado desde hace dos años.
“En este caso, en el marco de la estrategia de juventudes de la Misión y con apoyo de la oficina de Información Publica, hemos buscado fortalecer la relación de los hijos de los excombatientes y de los jóvenes en proceso de reincorporación, con la comunidad; impulsar sus proyectos productivos, mejorar su capacidad de divulgación y apoyar la consolidación de los antiguos ETCR”, dice Pont.
Es importante recordar que en estos dos espacios, así como en los 22 más que hay en el país, han nacido cientos de niños tras la firma del Acuerdo de Paz, y han llegado hijos de excombatientes que por motivos del conflicto armado crecieron con amigos y familiares, como es el caso de Cristian, y que han conformado un grupo importante de niños, niñas y adolescentes que carecen de espacios adecuados y opciones de ocio productivo.
Según cifras de la Misión, en Tierra Grata, el 40 por ciento de la población es menor de 29 años; hay 69 menores de edad, 27 de los cuales son hijos de excombatientes. En Pondores hay 136 niños, niñas y adolescentes identificados. A propósito de esta población, es importante destacar que el Secretario General de la ONU, en el más reciente informe sobre la verificación del Acuerdo en Colombia, resaltó la importancia de la atención integral de los niños y niñas en los antiguos ETCR y las nuevas áreas de reincorporación.
EL FUTURO
Para Cristian el futuro puede ser prometedor. Pero sus expectativas son moderadas, no obstante, está seguro de que, de cualquier manera, seguirá interesado en la fotografía: “Yo pienso que a mí me gustaría vivir de esto. A mí me ha ayudado mucho la fotografía. Para mí la cámara es libertad, y siento que aquí es una herramienta para construir paz”.
“¿Mi papá?, hombre”, responde Cristian, “esta historia es como para hacer un documental, pero le puedo decir que ya nos llevamos mucho mejor, la relación ha cambiado, y poco a poco nos hemos ido aprendiendo a conocer. Yo valoro mucho que él haya dejado la guerra, pero mi familia por quince años fue otra, entonces ha sido difícil adaptarme, no lo voy a negar, por eso me he metido con la fotografía y con los jóvenes de comunicaciones, para ver todo de otra manera, con otra perspectiva, con otro enfoque, como en las fotos”.
Por Jorge Quintero.