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Los protectores de la Serranía de Perijá

Las familias campesinas están cuidando la Serranía con el programa de compensación forestal. MARY OTERO/EL PILÓN


José del Carmen Tamayo, a quien de cariño le dicen ‘Carmito’ vive en su finca Buenos Aires en la vereda Guarumera, jurisdicción de La Jagua de Ibirico. En ese lugar tiene una siembra de café y tiene parte de su terreno sin cultivar, debido a que está vinculado al programa de Compensación Forestal para promover el cuidado del suelo y promover la conservación de bosques de la Serranía de Perijá.

‘Carmito’ hace parte de las 127 familias que son protectores ambientales del programa de Compensación Forestal que lidera la Fundación Pro-Sierra Nevada de Santa Marta, para conservar los bosques de la Serranía de Perijá y las cuencas de los ríos Sororia y Tucuy.

El programa está legitimado por la resolución 1465, emitida por el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial del 20 de agosto de 2008 con el objetivo de mantener el desarrollo sostenible en el área seleccionada con protección de la cobertura boscosa existente y el mejoramiento del que ha sido sujeta a explotación buscando incrementar el caudal de agua que existe en los ríos Sororia y Tucuy.

Con dicho programa en el que invierten 13.035 millones de pesos, Consorcio Minero Unido S.A, Carbones El Tesoro S.A, Prodeco S.A, Valle Coal Colombia Limtada, Drummond Limitada, Carbones del Cesar y Norcarbón, buscan realizar una compensación a las actividades de sustracción y aprovechamiento forestal que hacen en las cercanías del lugar.

De esta manera, las empresas mineras que realizan actividades de sustracción, se encargan de aportar a los participantes incentivos económicos por la conservación y recuperación de áreas en sus predios; establecimiento y mantenimiento de sistemas productivos sostenibles y actividades de apoyo en beneficio de la comunidad y de fortalecimiento para la sostenibilidad del programa.

De las hectáreas que se deben compensar, que son 2067 hectáreas, solo se ha intervenido un 40% de los bosques, según la cifra ofrecida por la Fundación Pro-Sierra Nevada de Santa Marta.
Por convertirse en protectores de la Serranía, los campesinos que allí viven y que basan su actividad económica en la agricultura, no podrán utilizar los terrenos que han sido cedidos por los próximos 15 años, a cambio de eso, reciben un incentivo económico trimestral y asesoría técnica para realizar montajes de proyectos productivos sostenibles como los de café, cacao y tomate de árbol, por un periodo de cuatro años.

De acuerdo con Helman Cuadrado, ingeniero agrónomo que hace parte del equipo técnico del proyecto, “hasta el momento hay 227 hectáreas con café y hasta hoy el 80% de esos cultivos se encuentran en fase productiva, con la cual se espera que se den entre 1.200 y 1.500 kilos de café por hectárea.

Por su parte, el director ejecutivo de la Fundación Pro-Sierra, Armando Calvano, aseguró que con este programa no solo se pretende la recuperación de los bosques y de las subcuencas, sino que se pretender crear conciencia en los habitantes del lugar para que no se hagan más que para cultivar debido a que esto genera daño en el suelo.

Otro campesino que hace parte del programa es Rogelio Ruiz, que se mostró atraído por la propuesta de salvaguardar los recursos que existen en el lugar. “Para nosotros es importante que nos den a conocer las nuevas formas de cultivar y cosechar, porque anteriormente nosotros quemábamos todo esto para tener dónde hacerlo. Con lo que nos han enseñado hemos podido hacer cosas nuevas y mejores”, expresó.

Ellos son los encargados de cuidar la Serranía de Perijá, de comentar con los demás habitantes y con los visitantes, la necesidad de mantener vivo el ecosistema y mantener las subcuencas de los ríos.

En relación con lo anterior, las autoridades aseguraron que el terreno que está siendo intervenido por los campesinos y el que fue cedido por ellos, no será utilizado para actividades con fines de explotación minera o de aprovechamiento de recursos. “Las tierras que han sido cedidas por las familias protectoras, no serán utilizadas en ningún momento para minería, lo que se quiere es preservar la zona boscosa de la Serranía de Perijá”, explicó el director de Pro-Sierra, Álvaro Calvano.

Un terreno difícil pero productivo 

La Serranía de Perijá tiene una geografía de difícil acceso. Los cultivos están en lugares donde si no se camina con cuidado, se puede terminar en el fondo de los acantilados; pero eso no es problema para los campesinos del sitio, que se mueven con destreza entre las plantas para buscar lo producido.

La calidad del suelo y el clima que hay en el sistema montañoso, son apropiados para la producción de café, cacao, tomate de árbol, maracuyá, naranjas, mandarina, plátano, aguacate, entre otros; que son la base de la economía de los que habitan allí.

Así pues, los campesinos se han comprometido con la Serranía, son los principales actores del cuidado a la flora y la fauna que existen allí. Hoy ha disminuido la caza de osos de anteojos y perezosos y de reptiles como iguana. 

Ya no se reportan incendios forestales como se reportaban anteriormente, y de igual manera se han conformado grupos con los mismos campesinos para tratar controlar las llamas cuando hay fuego.

Para los campesinos, la protección de la Serranía de Perijá significa “asegurar el futuro de las generaciones venideras” según las palabras de José del Carmen Tamayo, ‘Carmito’.

Durante los 15 años en que las personas no pueden hacer uso de las hectáreas que cedieron los campesinos, las empresas y Corpocesar tienen la responsabilidad y obligación de proteger estas áreas.

Por Freddy Oñate Acevedo
freddy.onate@elpilon.com.co

 

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