La deficiencia en la prestación del servicio de agua potable es uno de los mayores desafíos de las urbes del siglo XXI. En el Cesar, ante el estrés hídrico, casi todos los municipios sufren servicios de acueducto con interrupciones constantes.
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Es el caso del municipio de Bosconia, que históricamente padece los veranos con mayor fuerza. Por eso, es normal ver personas cruzando la calle con tanques de agua o carrotanques recorriendo los barrios en los meses de pocas lluvias.
El acueducto de Bosconia está cimentado sobre pozos profundos. En total son 9, sumando el último pozo que avanza en un 90 % su construcción. El problema es que de los 9 construidos, están operando menos de la mitad.
“Se está construyendo el pozo número 9. El primer pozo colapsó; el pozo número 2 prácticamente está que colapsa; el 3 y 4 colapsaron, el 5 sirve, el 6 colapsó, el 7 no dio ‘chicle’, y el 8, realizado en el 2015, no ha funcionado”, relató Doiver Rojano, gerente de Empobosconia.
Por esos daños, el déficit del municipio promedia los 80 litros de agua por segundo: de acuerdo a los estudios, Bosconia necesita por lo menos 190 litros por segundo, y los dos pozos que están trabajando ofrecen solo 110 litros de agua por segundo. El pozo que se está construyendo, según las estimaciones, aportaría 62 litros por segundo. “El objetivo es abastecer sectores que no están siendo atendidos”, agregó el gerente.
PLAN MAESTRO, LA SOLUCIÓN
El acueducto de Bosconia viene operando desde hace más o menos 35 años con unos pozos que fueron diseñados con una vida útil promedio de 15 años, no obstante, el pozo número 2 tiene funcionando los mismos años que el acueducto; el número 5 tiene alrededor de 26 años.
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A los anteriores desafíos se suma el crecimiento demográfico. Al momento de ser construido el acueducto, Bosconia rondaba los 20.000 habitantes; en el 2020, según el Dane, Bosconia ya tenía el doble: 43.326 habitantes.
Por eso, la apuesta de la administración municipal es el Plan Maestro de Acueducto. Como la primera consultoría ya cumplió su vigencia, desde la Alcaldía están actualizando el Plan Maestro sobre las nuevas condiciones que impone el Ministerio de Vivienda.
En ese Plan Maestro quedaron establecidas las soluciones definitivas al problema del agua en Bosconia, sin embargo, eso requeriría inversiones cercanas a los $80.000 millones, lejos del alcance del municipio, señalan los funcionarios.
Ante la magnitud de la inversión, la idea es dividirlo en fases. Una vez ajustada la primera fase, que se espera sea antes de mayo, el gobernador del Cesar, Luis Alberto Monsalvo, se habría comprometido con la administración a ejecutarla.
CAMBIAR LA TRADICIÓN
Cuando se estructuró el Plan Maestro de Acueducto quedó establecido que no era recomendable utilizar el río Ariguaní como fuente principal del acueducto de Bosconia, porque se determinó que “casi todas esas aguas estaban concesionadas, además para transportarlas al municipio se necesitaba, al menos, adquirir 300 predios”. Sumado a que por esa distancia quedaban vulnerables las tuberías ante conexiones ilegales. Entonces, una vez se hallaron buenos acuíferos, en el Plan Maestro se ofrecieron los pozos profundos como alternativa.
Sin embargo, como la línea de impulsión que llena los tanques cruza la zona urbana de Bosconia, se convirtió en una (mala) tradición conectarse de forma ilegal a las tuberías. Por eso, mientras algunos barrios cuentan con agua las 24 horas del día, sobre todo los cercanos a las líneas de impulsión, a los que están distanciados les llega muy poca agua.
“El agua se extrae de un gran yacimiento y se conduce hacia los tanques de almacenamiento y luego se distribuye a la población por una línea de distribución. Con el objetivo de tener mayor presión, la ciudadanía se ha conectado a la línea de impulsión, lo que provoca que gran parte del agua se quede en el camino, entonces los tanques no se llenan y a las personas que no están cerca de la línea de impulsión les llega muy poca agua. En algunos barrios no llega”, relata el alcalde de Bosconia, Edulfo Villar.
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Para disminuir las conexiones ilegales, la administración decidió llevar tuberías a las invasiones para poder tener control y regular la disponibilidad. Actualmente, dichas invasiones no pagan por el servicio de acueducto. Entonces, con la regulación entrarían a pagar una tarifa especial que han denominado ‘Agua social’.
TRABAJOS NECESARIOS
Además de erradicar la tradición de las conexiones ilegales, el municipio deberá construir al menos 4 pozos profundos más y cambiar la línea de conducción o impulsión. La actual línea, explica el gerente, imposibilita llenar los tanques porque hay alrededor de 13 barrios pegados y el agua se queda en el camino.
Por eso, con la adquisición de un préstamo esperan comprar unos predios, por un valor de casi 1.000 millones, para construir 3 pozos más y la planta de tratamiento y bombeo. Además, también se construiría una nueva línea de impulsión que quedará fuera del campo urbano y con tubería resistente que impida las conexiones ilegales.
Por Deivis Caro/EL PILÓN.