Las peluquerías en Valledupar volverán a abrir sus puertas desde el próximo 1 de junio. Desde el barbero que trabaja en las calles bajo la sombra de un árbol hasta el centro de estética más connotado de la capital del Cesar.
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Y es que aunque el aislamiento preventivo se extiende hasta el próximo 30 de junio, gradualmente se irá abriendo el comercio en el país y los peluqueros serán los primeros en volver a la vida productiva.
Pero con la apertura de los centros de belleza acreditados ante la Cámara de Comercio de Valledupar, los trabajadores informales también volverán a sus labores, incluso ya lo están haciendo, pero acatando las normas correspondientes.
José Luis Rodríguez es uno de los peluqueros que decidió salir desde antes del decreto presidencial toda vez que tenía que suplir sus necesidades básicas, por eso salió a las calles a realizar su labor de peluquero.
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Pero el temor de la mayoría de sus clientes tiene sus ganancias en ‘saldo rojo’. “Anteriormente lograba llevar para mi casa una cifra que sobre pasaba los $50.000, bien sea un fin de semana o en un día donde las cosas salían de la mejor manera, pero desde que se decretó a la covid-19 como una pandemia y se ordenó el confinamiento mi clientela bajó estrepitosamente y ahora solo puedo ganarme, en un día positivo, entre 10 mil y 15 mil pesos“.
GOLPE DURO A LA ECONOMÍA
Una de las peluquerías más conocidas en la ciudad es la Peluquería Ricardo Bosa, ubicada en el barrio Villa Mirian. Antes de la crisis sanitaria contaba con cinco empleados y los peluqueros lograban recaudar una mensualidad que rodeaba la cifra de $1.5000.000.000 (un millón quinientos mil pesos). Ahora el centro estético cuenta con solo dos empleados y ha alcanzado pérdidas de hasta un 70 %.
Pese a los saldos negativos, para los trabajadores de esta peluquería ‘el show debe continuar’ y son conscientes que deben reforzar las medidas de bioseguridad para que sus conglomerados puedan ser visitados por los clientes.
“Nosotros estamos cumpliendo con los protocolos de bioseguridad a la hora de la atención con nuestros clientes, en el momento de atenderlos solo dejamos entrar uno por uno, tenemos una sala de espera y al momento del ingreso se realiza la respectiva desinfección y lavado de manos para evitar cualquier circunstancia comprometedora”, señaló Ricardo Bosa.
Este centro de belleza, ‘Peluquería Ricardo Bosa’, es uno de los conglomerados registrados ante la Cámara de Comercio de Valledupar desde el año 2012 y, según los registros, no ha presentado, en ocho años de servicios, inconvenientes sanitarios.
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LA OTRA CARA DE LA MONEDA
Mientras algunas peluquerías subsisten con su clientela, otras tuvieron que cerrar sus puertas, pero esto no significó que sus propietarios abandonaran la profesión.
Rafael Muñoz tuvo su peluquería de la cual obtenía buenos réditos económicos, pero con el tiempo tuvo que cerrarla y ahora trabaja desde su lugar de residencia y, aunque ya no gana lo mismo, ha podido seguir con su profesión que ejerce desde los 19 años de edad.
“Tuvimos que cerrar por la baja afluencia de clientes, a raíz de eso tomé la decisión de reinventarme y empezar a trabajar desde mi casa y así poco a poco recuperar lo que he perdido”, contó.
Con un tono de tristeza, Muñoz comentó, recordando el pasado, que en un mes lograba recaudar hasta $3 millones mientras que en la actualidad sus ganancias no alcanzan ni el 50 %. Para escapar de la crisis tuvo que vender su peluquería y tiempo después quien se la compró lo perdió todo por cuenta de la pandemia.
LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD
Los peluqueros están esperanzados en que las cosas vuelvan a ser como antes o por lo menos que se asemejen, es por ello que están trabajando en reforzar las medidas de bioseguridad, tales como el uso de tapabocas, tanto ellos como sus clientes, uso de utensilios como alcohol, guantes desinfectantes y la limpieza en sus lugares de trabajo antes, durante y después de atender a un cliente.
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Y es que el ingenio no tiene límites, tal es el caso de Rafael Rodríguez, quien además de la limpieza con alcohol también usa el vinagre puesto que considera que este producto, que normalmente se ve en la cocina, es un gran antiséptico.
POR: ROBERT CADAVID /EL PILÓN