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Los genes en el vallenato

Quienes veníamos observando bien a ‘El Gran Martín Elías’ (Q.D.E.P) ya apreciábamos algunos rasgos inconfundibles de ‘El Cacique’ en Martín, el manejo de su voz era cada vez mas brioso y ya daba unos matices iguales al papá, la forma como se entregaba al público era sincera plena, vivía verso a verso, el amor a la música que cantaba era su pasión, el goce lo sudaba a chorros y la gente captaba eso fácilmente, el público sabía y quería que Martín diera ese giro que se veía pleno cuando interpretaba uno de los éxitos de su papá, lo bueno de todo esto era que Martín no hacia ningún esfuerzo para parecerse a Diomedes, le salía natural; claro era su herencia y esa sale porque sale, no tenía necesidad de esforzarse. Martin Igual que Héctor Zuleta fue un águila que murió implume.

Voy a referirme al rey vallenato Wilber Mendoza, quien igual que Ciro Meza Reales dieron cátedras de cómo es que se toca el vallenato vernáculo en el rey de reyes: tal como lo dijo Emiliano Zuleta Baquero, “La pelea del gallo viejo, eso se debe de respetar, porque pelea sin afán y eso depende del buen gallero”.

Así tocaron estos dos veteranos con acento y sin afán, tenía que haber un ganador claro que sí; y en Álvaro López ya dijimos que quedó en buenas manos, no era un asunto de favoritismo si no de maestría y representatividad; idóneo es el término que define a Álvaro en el arte de la ejecución, porque tiene la filigrana y una vasta experiencia desde niño. Pero también hay que reconocer el talante de gente que sabe para dónde va.

Siempre se le ha criticado a Wilber el tomar poses de Colacho Mendoza, su papá, porque quiere parecerse a él, bueno y… ¿No será porque se parece a él? la pregunta sería: ¿A quién se tiene que parecer el hijo? Ahora ¿Qué hijo no quiere parecerse al papá? sobre todo si es una figura cimera. Wilber por sus impases de salud ya superados a la buena de Dios, perdió mucho tiempo para retomar su rutina musical. Pero hay que aplaudirle que retomó el acordeón y enseguida se coronó rey vallenato, este acordeonista todavía tiene que hacer su trayectoria y es mucho lo que puede aportar al vallenato tradicional, la mesura que asume cuando se pone el acordeón al pecho es propia del exponente que a conciencia sabe que no se trata de florituras, si no de conservar una tradición tal cual es. En el Sena pude apreciar a Ciro Meza Reales, el hombre tiene la esencia en su pulso.

Un colofoncito al estilo de mi pariente Jorge Naín Ruiz, sería un gran acierto homenajear al tres veces rey vallenato y al ‘Ruiseñor del Cesar’ juntos, pues ambos son iniciadores. ¿Qué tal la fiesta de los pájaros tocada por Alfredo Gutiérrez y cantada por Jorge Oñate? tendríamos otro evento fenomenal, al cual se le gastaría mucha tinta.

 

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Rosendo Romero Ospino: