Para Edwin Trillos Sepúlveda la poca accesibilidad a emplearse en el país no ha sido impedimento para subsistir. Este hombre desde hace 10 años se desempeña como vendedor de granos en el centro de la ciudad, específicamente entre la carrera octava y novena con calle 16.
Trillos llegó de Barranquilla a la capital del Cesar buscando una mejor oportunidad, sus ‘fríjoles frescos’ como él mismo le llama, cautivaron a la población vallenata que llega cada día sin falta a su improvisado pero jugoso carro de fríjoles en una de las principales calles de la ciudad.
Edwin Trillos Sepúlveda es padre de tres hijos y reside en el barrio Doce de Octubre de la ciudad, aseguró que su negocio se mueve como ningún otro y en parte porque sus granos son tan frescos y sustanciosos.
Las ventas diarias según contó el comerciante, sobrepasan los 50 mil pesos, dijo que su carro de fríjoles le ha dado para mantener a su familia, educar a sus hijos y pagar todos los gastos que se le han presentado.
Desde San José de Oriente y otros lugares del país llegan a la capital del Cesar, los granos que se venden como ‘pan’ de cada día. “Estoy trabajando hace 10 años en Valledupar, esta ciudad es buena plaza por eso me quedé y mi grano nunca se me queda, lo vendo todo, lo bueno es que este grano es seleccionado, fresco no es seco como el que se vende usualmente en las tiendas y supermercados y los buscan mucho para hacer las sopas”, precisó.
En el carro ambulante de granos de Trillos Sepúlveda, el kilo de fríjol rojo se vende en 5.500 pesos, el garbanzo a 6.000 pesos, el cabecita negra se alcanza a vender hasta en 5.000 pesos el kilo y las arvejas en 4.500 pesos, “el cabecita negra es el que está más escaso y costoso de todos, antes vendía el kilo hasta en 3.000 pesos; pero igual se sigue vendiendo”, contó.
En el centro de Valledupar la comunidad acude masivamente a comprar los fríjoles frescos provenientes de San José de Oriente.
Letty Polo Thomas
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