Fausto Cotes N.
En los conflictos de tipo político son muy usados y se volvieron herramientas comunes para conseguir un objetivo deseado.
El delito de falso testimonio se comete cuando una persona llamada a prestarlo en un proceso judicial se aparta totalmente de la verdad tal como esta debe ser en sí, es decir, miente en lo que sabe y se le pregunta; miente en aquella información que se le pregunta, dificultando o impidiendo la correcta investigación del caso, con el objetivo de evadir la responsabilidad penal o disminuir las penas; en fin, sacar prebendas jurídicas de alguna clase.
Para el perverso cuando se pierden las peleas, la calumnia es considerada como una gran arma para disparar y acabar con la reputación y que es el precio a pagar en las contiendas políticas, en especial, cuando se es triunfador. ¡En la calumnia nunca hay pruebas!
La calumnia e injuria siempre toman como blanco lo mejor en una sociedad y causan heridas tan profundas que aun cerrándose siempre quedarán cicatrices, por ello lo mejor para combatirla es el silencio como respuesta inmediata y permanente, aunque nos coloquen en la escala de los cobardes.
La calumnia en la política se volvió muy común e incluye como costumbre inveterada las acusaciones falsas contra una persona, de algo que la ley considera delito, sabiendo que el acto no existió o que el acusado no fue la persona que cometió el acto; pero, se actúa con la falsa prueba a la mano bajo la afirmación, muy común ahora u hoy en día, de delincuentes que fácilmente calumnian a unas personas de bien, para obtener unos beneficios que les otorga la ley, como ocurre a nivel nacional, local y particular cuyo uso ya generalizado por la costumbre ha quedado tipificado en la esencia de la ley política natural, de modo que hablar mal de alguien ante una o varias personas y difundirlo, es juego político ambientado por el mediocre y del farsante para ganar espacios en cualquier actividad.
La calumnia en la vida social se convirtió en la defensa del ignorante de mala fe, envidioso y zángano que busca favorecerse de su incapacidad tanto física como intelectual para recorrer el camino más fácil, donde no exista el esfuerzo y poder vivir a la par de un modernismo agobiante cuando no hay recursos para sostenerlo en toda su dimensión.
Lo más veloz que existe es la calumnia, por eso, cuando invade no es fácil erradicarla en medios donde la maleza y basura mental, cubre a la poca capacidad e inteligencia del verdadero mediocre, quien solo utiliza la voz para lanzar diatribas mortales en tiempo de discordias y conflictos y que además con la sonrisa en la boca expulsa bolas de fuego para destruir con su invención, que hace que todo lo que escuchemos se convierta en un hecho porque no tienen ni idea de cómo hay que saber conectar la lengua con el cerebro, y éste solo lo utilizan para la maldad que es a lo que están costumbrados.
Los falsos testigos se fabrican contra toda clase de personas que se sientan como tropiezos en el camino de otras, y así se ataca a presidentes, ministros, empleados públicos, privados, etc., y en honestos como deshonestos hacen tanto daño, que es imposible casi que apagar la mentira y el odio que se genera y que son las causas de los conflictos permanentes y eternos.
Los falsos testigos se convirtieron entonces en un nuevo medio del comercio de la justicia ordinaria que, su uso solo falta tipificarlo en los códigos para que los amantes de la justicia venal den rienda suelta a sus sentencias buscadas.