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Los economistas y la política

Por Imelda Daza Cotes

El 3 de julio se conmemora en Colombia el día del Economista en honor al natalicio de Pedro Fermín de Vargas, el primer colombiano que se interesó por la ciencia económica, por allá a comienzos del siglo XIX. Estudió a fondo la economía colonial neogranadina, enjuicio y censuró a la corona española y demostró cómo la indebida apropiación de la tierra y la errada distribución de la riqueza eran  factores de atraso. Mostró gran preocupación por los conflictos sociales y reivindicó siempre los derechos de los débiles; participó con Mutis de la Expedición Botánica y se alió con Miranda en la lucha libertaria. Fue un pensador representativo de su generación, un verdadero patriota, un Economista auténtico que entendió la relación estrecha entre economía y política y el compromiso ético-social de los economistas. 

Esta conmemoración debería invitar a los economistas a reflexionar acerca de la razón de ser de la Ciencia Económica que no es otra que la búsqueda constante del bienestar de los humanos en armonía total entre los seres vivos y el planeta que habitamos. Atender las necesidades de todos es la meta, es el deber, es el reto y es tarea de los economistas lograrlo, pero si los recursos son escasos, las decisiones económicas para alcanzar esas metas tienen que estar guiadas por elevados principios de justicia social, equidad y equilibrio; este enjambre de cosas define una ética social y se corresponde con nuestra ideología política. Decía el recién fallecido economista español José Luís Sampedro: “Hay dos tipos de economistas: Los que trabajan para hacer más ricos a los ricos y los que trabajan para hacer menos pobres a los pobres.

En los últimos tiempos, a propósito de la crisis económica europea, se ha visto cómo gobernantes elegidos por voto popular fueron reemplazados repentinamente por  presuntos Tecnócratas no-políticos, bajo la apariencia de que los problemas económicos son un asunto técnico que requiere de expertos ajenos al debate político. Esto implica que la gente del común no tiene mucho qué decir. Los que votan y eligen se convierten en simples espectadores que padecen las consecuencias de las “sabias” decisiones de los técnicos. Cuánta mentira hay en todo esto.

Las soluciones a todos los problemas económicos pasan por decisiones políticas. Las recomendaciones, estudios y sugerencias de los técnicos generalmente incluyen distintas alternativas. La elección entre ellas obedece siempre a los intereses y preferencias de quienes tienen el control del poder real y eso es política. Es lo que ocurre con la privatización de Emdupar. Es una decisión  política que debería ser sometida a  consulta popular porque se va a despojar a la ciudad de un bien común.

 

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