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¿Llegó el final del río Guatapurí?

Hoy vemos como se encuentra de muerte lenta la única fuente que aporta agua a la ciudad de Valledupar. Un río que desde el folclor va en camino a convertirse en una simple leyenda; y al que aún llaman ‘El Rey del valle’. El río Guatapurí presenta hoy su estado más crítico y al parecer ya se encuentra en su etapa terminal.

Los documentos periodísticos ya comentaban sobre esta fatalidad desde comienzos de los años 80, donde describían y narraban como la corriente de este río se venía disminuyendo año a año. Desde ese entonces y hasta la fecha son muchas las denuncias y voces que se han sumado ante las autoridades para advertir lo que hoy lamentablemente ya ocurrió.

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El río Guatapurí no es más que un cuerpo de agua frágil, venido a menos… El río Guatapurí nace en la laguna Curigua a 4.400 metros sobre el nivel del mar (msnm), en la sierra de Gonawindua ‘Sierra Nevada’ o lo que se conoce como Sierra Nevada de Santa Marta. Desemboca en la margen derecha del río Cesar, cerca de Valledupar, con la poca agua que hoy tímidamente recoge desde la subzona hidrográfica del alto Cesar.

Siendo la única fuente abastecedora de agua con la que cuenta Valledupar, es administrada por la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Valledupar, Emdupar. Pero, además, el río en este mismo sector debe proveer de agua a los cultivos de arroz, palma y algunos otros cultivos de pan coger que dependen de él en esta zona de influencia.

Esta subzona hidrográfica ocupa el 21 % del entorno local, según el Ideam. La cuenca del río Guatapurí abarca 88.000 hectáreas y hace un viaje de 85 kilómetros casi perpendicular, desde su nacimiento hasta la desembocadura “cloacal” en el hoy también desvanecido río Cesar.

El actual gerente de Emdupar, Rafael Nicolás Maestre Ternera, días atrás le comento a la prensa local que el río Guatapuri había bajado el nivel de su caudal, e Informó a la comunidad vallenata que la presión de agua del río estaba reducida a 1.700 litros por segundo en esta época seca. Es una noticia no solo lamentable, sino además catastrófica.

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En un artículo que presentamos en este diario con el título: “Que no se nos olvide”, compartido con los lectores explicábamos: “Según la Corporación Autónoma Regional del Cesar, Corpocesar, el nivel base del río Guatapuri es de 11.200 litros por segundo, y su registro histórico más bajo se presentó en el año 2016 en el mes de marzo, donde alcanzó los 4.920 litros por segundo”.

Al comparar esta cifra histórica del 2016 con la entregada por el gerente actual de Emdupar queda claro que en solo cuatro años el río Guatapurí ha perdido un poco más del 65 % de su flujo hídrico en época seca, y lo que más preocupa es que según estas cifras el año entrante tendríamos que por esta época (febrero/marzo) el río solo aportaría un poco menos de 1.000 litros por segundo. Cifra aterradora, por cierto.

LO QUE SABEMOS QUE NO SABEMOS

El 90 % de las 88 mil hectáreas de la cuenca del rio Guatapurí se encuentra ubicado en territorio ancestral indígena, aunque el 70 % de ella está habitada por colonos o bunachis como los arhuacos suelen llamarles a los “blancos”. Aunque año a año y durante esta misma época ya se ha vuelto costumbre escuchar el mismo soneto de lamentos, sobre la escasez de agua que presenta el río Guatapurí, y sobre las disputas por el desvió de sus aguas.

También es lamentable que nos hayamos acostumbrado a que esos clamores de alarma se desvanezcan cuando llegan las lluvias, que inundan de nuevo el cauce del ‘Rey del valle’ inclinando la balanza hacia otras calamidades y desastres.

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La tala indiscriminada de árboles en la ribera del río y en la alta montaña, la pérdida de cobertura vegetal de sus laderas; la quema de pastos y el sobrepastoreo de chivos en el páramo, se suman a la desaparición de importantes arroyos como Los Besotes, Las Palmas, Cominos de Valerio, el Morro, Las Panelas y el río Candela, que otrora le contribuían al río Guatapurí por lo menos en un 40 % de sus aguas, es lo que hoy representa el eje principal de esta problemática.

A esto sumemos la deforestación causada por colonos e indígenas en la cuenca media, donde dejan sin barrera a los cerros para detener el arrastre de sedimentos que terminan en el lecho del río cuando se inicia el régimen de lluvias en la sierra, mermando la profundidad de este. No en vano hoy el 96 % de las 88.000 hectáreas que tiene la cuenca del Guatapurí presentan diferentes grados de deterioro y desertización, según el último estudio de tierras del departamento del Cesar que entregó el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, IGAC, en el año 2018.

¿ESTÁ HUÉRFANO EL RÍO GUATAPURÍ?

Son muchos los entes gubernamentales que depositan su mirada cada año para ejercer control de oficina sobre el río Guatapurí. Es más, hay quienes aún creen que el río Guatapurí es solo el balneario Hurtado sin saber que la cuenca baja ya murió y que en la cuenca alta, al paramo, ya no lo dejan producir agua. Al parecer el río se encuentra huérfano. Estamos aceptando que muera lentamente, sabiendo que hoy la nación ha dispuesto herramientas legales y jurídicas que permitirían el renacimiento para el ‘Rey del valle’

POMCA DEL RIO GUATAPURI

Aunque el POMCA del río Guatapuri aún no entra en vigencia, será una excelente hoja de ruta, que le va a permitir a la Corporación Autónoma Regional del Cesar, Corpocesar, y a los cuatro pueblos de la sierra de Gonawindua ayudar acomedidamente en la recuperación de la cuenca del río Guatapurí, en la búsqueda de aumentar la producción de agua para que llegue a todos lo que la necesiten en su corto recorrido, incluyendo a pobladores del municipio de Valledupar.

El compromiso con las comunidades en síntesis esta demarcado a partir de la recuperación de los bosques, el suelo degradado, evitar la deforestación, abandonar la ribera del río por parte de los moradores, para que esas tierras puedan recuperarse de manera espontánea, con la intención de ordenar el territorio y subsanar los problemas internos en estas comunidades, en un horizonte de más o menos 10 años.

Para la implementación el POMCA del río Guatapurí va a requerir una importante articulación entre Corpocesar y las autoridades de los cuatro pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta, ya que deben coordinar y conservar el ejercicio de la función pública, para lo cual dieron lugar a la constitución entre las dos partes de un mecanismo de coordinación para la ejecución del POMCA del río Guatapurí, ya que así se garantiza el ejercicio armónico de funciones concurrentes en el territorio, entre los cuatro pueblos de la Sierra y Corpocesar.

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Sin embargo, se debe resaltar que las normas establecidas en el POMCA del río Guatapurí están por encima de los Planes de Ordenamiento Territoriales, POT, municipales y otras figuras de ordenamiento. La instancia de coordinación entre Corpocesar, que representa al Estado, y las cuatro comunidades indígenas es una novedad, que obedece al ejercicio de gobierno propio de los pueblos en el marco del Consejo Territorial de Cabildos de la SNSM – CTC.

LEY DE PARAMOS (LEY 1930 27 JUL 2018)

Esta herramienta es relativamente nueva y muy poco difundida por la corporación y poco o nada conocida por los gobiernos departamental y municipal. La ley en el artículo 11 habla de cómo puede la academia aportar y hacer alianza con los institutos de investigación de los sectores agropecuario, minero-energético y del Sistema Nacional Ambiental, para la conservación y la protección de los conocimientos ancestrales y tradicionales, y los elementos fundamentales para manejo y conservación de los páramos.

En el artículo 14, la ley describe de manera sintética cómo se debe hacer para la adquisición de predios si fuese necesario. El artículo 22 dice en detalle cómo el Gobierno nacional, autoridades ambientales, así como las entidades territoriales regionales y locales, deberán destinar recursos desde el Plan Nacional de Desarrollo, los Planes de Desarrollo Territorial, los Planes de Ordenación y Manejo de Cuencas (Pomcas), así como las inversiones necesarias para la ejecución de actividades de preservación, restauración, de la misma manera que el uso sostenible y la generación de conocimiento de los páramos.

A mi modo de ver y entender, resultan ser estas las mejores herramientas para implementar de manera inmediata una ruta de salvamento, en procura de la recuperación del páramo que produce el agua para el río Guatapurí y para los habitantes de Valledupar. Es importante señalar que se necesita del concurso activo de todos los representantes a la Cámara y los senadores que hoy nos representan.

POR MIGUEL ÁNGEL SIERRA

@biosierra

Periodista: