Hoy, escribo con el corazón apretado y la indignación a flor de piel. Han pasado más de diez días, que han sido eternos, desde que los cobardes guerrilleros del ELN secuestraron de manera infame a los padres de nuestro querido Luis Díaz, jugador destacado del Liverpool y orgullo de la Selección Colombia. Aunque su madre fue liberada horas después, su padre, Manuel Díaz, sigue en manos de los delincuentes. Estas han sido largas horas y días de silencio. Un comunicado de los secuestradores con fecha del 2 de noviembre anunció el inicio del proceso de liberación, pero hasta ahora, el país y el mundo siguen esperando. ¿hasta cuándo?
Y el hecho de que el grupo guerrillero reconozca que fue un error no los libera de la responsabilidad de haber cometido un acto repudiable: ¡nada justifica la vulneración de la vida y la libertad de seres humanos!
Mientras tanto, la mesa de diálogo entre el Gobierno Petro y los secuestradores sigue intacta y en el mundo, Colombia sigue siendo noticia por el horror y la infamia. ¿Cómo es posible que en medio de un proceso de paz, el ELN se atreva a secuestrar a un ciudadano inocente, violando flagrantemente el Derecho Internacional Humanitario (DIH)?.
Lucho Díaz, en un acto de valentía y desesperación, escribió en su camiseta del equipo de fútbol Liverpool después de marcar un gol: “LIBERTAD PARA PAPÁ”.
Exijo al grupo guerrillero que escuche el mensaje del futbolista Luis Díaz en sus redes sociales: “Este gol es por la libertad de mi padre y de todos los secuestrados de mi país. Gracias a todos por su apoyo”.
Este mensaje, más que un grito de ayuda, es un llamado a la conciencia de una nación entera. Este es un mensaje de esperanza y resistencia que resuena en el corazón de todos los colombianos. Este es un grito por la libertad. Un grito que no debe ser ignorado.
No existe ninguna justificación para el proceder del ELN. En el proceso de paz que está llevando a cabo, se comprometió a respetar el DIH. Este acto de secuestro es una violación directa de este compromiso y una afrenta a la dignidad humana.
Hago un llamado a la comunidad guajira, a la sociedad civil, a la clase política, a los equipos del fútbol profesional colombiano para que se pronuncien públicamente rechazando este acto criminal.
No podemos permanecer en silencio mientras nuestros compatriotas son víctimas de la violencia y la injusticia.
Es hora de que el ELN cumpla con su palabra y libere a Manuel Díaz. Es hora de que el Gobierno del presidente Petro tome medidas concretas para garantizar la seguridad de todos los colombianos y poner fin a la violencia.
Hoy, más que nunca, necesitamos unirnos como nación y luchar por la paz y la justicia. No podemos permitir que el miedo y la violencia nos dividan. Juntos, podemos hacer frente a estos desafíos y construir un futuro mejor para todos.Por último, quiero enviar un mensaje de solidaridad y apoyo a Luis Díaz y a su familia. Estamos con ustedes en estos momentos difíciles y no descansaremos hasta que Manuel Díaz esté de nuevo en casa. Y como dijo el filósofo de La Junta: Se las dejo ahí…
Por Luís Alonso Colmenares Rodríguez.