Las familias que habitan en las zonas cercanas a las veredas El Terror, Barro Blanco y Los Corazones, en la zona rural del municipio de Pailitas, comenzaron a disfrutar de productos refrigerados desde 2018 cuando un sistema de paneles solares y la instalación de una rueda Pelton para la producción de energía hidráulica dio arranque a las neveras de las tiendas locales.
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Se trata de tres tiendas comunitarias instaladas como medida de reparación colectiva a una comunidad víctima del conflicto armado. La iniciativa enmarcada en el programa ‘Emprendiendo Sueños’, bajo el liderazgo del Ministerio del Trabajo, con el apoyo técnico del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, se fortalece en medio de la crisis generada por la covid-19 al garantizar el aprovisionamiento de productos de la canasta básica en zonas rurales dispersas y la activación de los nodos económicos locales.
Para Nixon Fabián Cuellar, de 30 años de edad, las tiendas les permiten conseguir alimentos, productos de aseo y herramientas básicas de manera rápida y económica, puesto que no tienen que desplazarse 12 kilómetros a la cabecera municipal para comprar lo que necesitan. “Para nosotros los campesinos estas tiendas nos han servido para cubrir muchas necesidades. Ya no tenemos que ir al pueblo por una panela porque aquí la conseguimos a buen precio. Entonces ya no gastamos gasolina, ni descuidamos las labores que uno tiene en la finca”, asegura este residente de la vereda El Terror, quien se dedica al ordeño para la producción de leche.
Precisamente, una parte de su producción se convierte en el queso que más tarde se vende en la tienda. Allí también consiguen el alambre, las grapas, las puntillas, los alicates, los guantes y demás implementos que se requieren para la actividad ganadera propia de la zona.
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Las tiendas comunitarias han sido vitales para devolver el dinamismo económico y social de una región que vivió el desplazamiento forzado. Desde 2007 cuando retornaron a sus tierras, los campesinos han venido reconstruyendo su tejido social. Hoy en día estos lugares también son un espacio para la conversación, el juego y la creación de nuevos negocios comunitarios.
“Las tiendas actúan como nodos dinamizadores locales con redes de proveeduría que facilitan la comercialización de los cultivos y demás productos transformados que se generan en la zona. Con ello buscamos combatir el desabastecimiento, garantizar la seguridad alimentaria e impulsar el desarrollo humano de 300 familias campesinas. Además, estamos generando empleo para 16 tenderos y 1 bodeguero que se encargan de la gestión administrativa y comercial. Las tiendas, que están instaladas en sitios estratégicos para el comercio y que abarcan 16 veredas de la zona, están permitiendo un ahorro en el precio de la canasta básica, ya que las personas no necesitar gastar en promedio $100.000 mensuales en transporte para ir a hacer su mercado a la cabecera municipal”, manifestó Javier Pérez Burgos, gerente nacional del área de Reducción de Pobreza e Inequidad del PNUD.
POR: ANNELISE BARRIGA RAMÍREZ/EL PILÓN
annelise.barriga@elpilon.com.co