Si usted lee el siguiente nombre, Ricardo Izecson dos Santos Leite y Caroline Lyra Celico, tal vez decida dejar de leer por la sencilla razón que no tiene idea de quiénes son ni le importa saberlo; pero si yo le digo que son Kaká y la esposa que decidió dejarlo porque de acuerdo a palabras de ella: “Era demasiado perfecto para mí”, estoy seguro que su percepción cambia debido a que han sido tendencia a nivel de redes sociales, revistas del corazón y secciones rosa de los noticieros.
Kaká es un exjugador brasileño que alcanzó la fama mundial cuando debutó en las ligas europeas como el AC Milán y el archipoderoso Real Madrid y cuyo paso por éstos le dieron no solo la fama mundial sino una posición económica envidiable; en síntesis, Kaká reunía las características del hombre perfecto para cualquier mujer; rico, famoso, talentoso, bien parecido, un caballero y, además de todo, fiel. En resumen podríamos estar de acuerdo, y más las damas, en que es el “partido perfecto”; sin embargo ¿por qué precisamente esto último fue lo que argumentó su exesposa para dejarlo? ¿No se supone que las razones por las que una mujer rechaza racionalmente a un hombre es precisamente por no tener estas características que le sobraban al exfutbolista?
De acuerdo a un artículo publicado por el portal Glamour y en conclusiones de una experta Martie Haselton, autora del libro ‘Hormonal: The Hidden Intelligence of Hormones’, le explicó a Insider que existe una razón biológica por la que las mujeres se sienten atraídas por los chicos malos a pesar de saber que no serán buenas parejas.
La experta argumentó que las caras simétricas y las conductas dominantes de este tipo de hombres puede parecerle sumamente atractivo a las mujeres cuando están ovulando. En términos biológicos, se sienten atraídas por ‘machos con características asociadas a genes aptos que se pueden pasar a nuestra descendencia’. En pocas palabras, “los chicos malos son la versión humana de los machos alfa” (Rocha, 2022).
Entonces, queda claro que el problema es bilógico o fisiológico y el poder que estos efectos causan sobre nuestra conducta son poderosísimos debido a que, contra la biología, es casi imposible luchar; pero hay más, a nivel evolutivo el hombre prehistórico prácticamente cazaba a su pareja y en medio de forcejeos incluso el macho armado de garrote le daba unos cuantos golpes a la hembra para luego aparearse, en la mayoría de los casos la sujetaba por el cabello y la arrastraba hasta la gruta donde sucedía el apareo, llama la atención que un porcentaje muy alto por no decir la mayoría tiene como fetiche que durante el sexo el macho la hale por el cabello o en su defecto le propine “nalgadas” generando con esto un placer adicional; así las cosas ¿es esto lo que al final determina la atracción de las mujeres? ¿Me siguen la idea?
En coincidencia con el anterior artículo citado, además de múltiples estudios similares, la mujer busca en la pareja como elemento instintivo sentirse protegida, y si a esto se le suma el hecho que se les cría bajo unos estándares sociales que las cohíbe de ciertos comportamientos para poder adaptarse y encajar correctamente en la sociedad; entonces, “el chico malo” representa libertad, desafío, y salirse de ese patrón correcto que la mantiene prisionera y es ahí donde entra en escena los miles de casos donde se le reprocha a una mujer. ¿Pero por qué está con semejante patán que además de engañarla ni siquiera puede presentarlo en sociedad? ¿Qué le vio a semejante guache que la trata como trapo de limpiar? La respuesta ya la conocemos.
Lo complejo es que la mujer es consciente que el tipo es un fiasco y que no es la persona correcta y por lo tanto solo será cuestión de satisfacer un fetiche o seguir intuitivamente y biológicamente la atracción hacia el patán y es consciente que no será ni su esposo ni el padre de sus hijos, el problema es que muchas no logran salir de ese hoyo negro y su futuro está marcado por el sufrimiento y el maltrato en todos los sentidos.
¿Y los hombres que prefieren? Lo leeremos en la segunda parte.
Eloy Gutiérrez Anaya