Los ladrilleros artesanales de las veredas Las Casitas y El Cielo, jurisdicción de Valledupar, piden apoyo para la tecnificación de este material de construcción y así poder migrar a la modernidad y ser competitivos ante las nuevas demandas de obras civiles.
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Desde otrora estas comunidades han ido pasando de generación en generación en la elaboración de ladrillo al que llaman tipo ‘bocadillo’, por su dimensión.
Sin embargo, en los últimos años se están viendo afectados por la poca compra del material que producen, llevándolos en la actualidad a tener desempleo y pobreza.
“Esto es una problemática que se ha venido denunciando con anticipación, recordemos que la vereda Las Casitas y El Cielo, un 90 % su fuente de trabajo es la alfarería y la comercialización de ladrillos en diferentes puntos de la ciudad. Por la temporada de lluvias que se han presentado en los últimos días, la situación se ha agravado porque no están vendiendo sus productos y se ve reflejado en al menos 300 familias, eso hace que la economía en esta región este por el suelo y haya hambre en los hogares”, refirió Fernando Oliveros, líder social de Las Casitas.
Asimismo hizo un análisis al referirse que cuando se presentan lluvias y se generan ayudas a los afectados por parte de las administraciones departamentales, Las Casitas y El Cielo, no son tomadas en cuenta, si bien es cierto no presentan inundaciones, no pueden trabajar en la elaboración de ladrillos, lo que traduce es un tipo de afectación.
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“Hay familias que apenas comen entre una y dos al día por la caótica situación que hay. Hacemos un llamado a las administraciones de turno quienes se han comprometido con la tecnificación y no se dan los avances necesarios, si esto sucede no se tendría que importar ladrillos de otros departamentos”, puntualizó Fernando Oliveros.
ALEJADOS NUEVE KILÓMETROS
En la vereda El Cielo una de los inconvenientes que dicen tener es que con la nueva vía que realizaron de la Ruta del Sol, el pueblo quedó alejado 9 kilómetros de la carretera principal.
Maryelis Gutiérrez, presidenta de Asociación de Ladrilleros Artesanales de dicha población, indicó que están pasando por un muy mal momento.
“Aparte de la falta de tecnificación también nos encontramos que las grandes constructoras están trabajando con otro tipo de material. También nos dejaron una vía muy alejada del pueblo a 9 kilómetros, los carros no están entrando a comprar el ladrillo bajo. Tenemos mucha necesidad de comida, hay hambre y queremos junto a las administraciones ver cómo podemos solucionar el problema”, dijo Gutiérrez.
En esta Asociación hay vinculados 75 ladrilleros que se traducen en 230 familias que viven de este oficio.
FORMALIZACIÓN Y CAPACITACIÓN
La secretaria de Desarrollo Económico de Valledupar, María Pía Romero, indicó que a este sector si le han dado apoyo y muestra de ello fueron las recientes jornadas de capacitación y formalización que hicieron en la Casa de Cultura para los mineros de subsistencia.
Por su parte, el gerente de Camacol, Cesar, Hernán Felipe Araujo, manifestó que desde esta entidad impulsan todas las iniciativas con ruedas de negocios en la que estos ladrilleros no han participado, pero a futuras oportunidades podrían ser invitados para que ofrezcan sus productos a las empresas constructoras de la ciudad.
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“Creo que el problema es la dinámica de la construcción en evolución, ya hoy día hay muchas edificaciones de altura como apartamento y por eficiencia, practicidad y alivianar el peso de las estructuras se utiliza otro tipo de material. Estamos prestos a revisar la situación y ver cómo se podría ayudar a este sector que pertenece al territorio y que se pueda hacer una transformación productiva para ofrecer su producto y volcar su oferta a otro tipo de materiales que se estén usando más”, sostuvo Araujo.
DATO
Minería de Subsistencia. Es la actividad minera desarrollada por personas naturales o grupo de personas que se dedican a la extracción y recolección, a cielo abierto, de arenas y gravas de río destinadas a la industria de la construcción, arcillas, metales preciosos.