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La suerte viene por si sola

Rosa Fonseca

La historia trata de un capitán y un hombre llamado Kiel, quien era el encargado de la posada, El capitán le pagaba muy bien a Kiel que lo ayudaba constantemente, en lo que se ordenaba, pero el señor se embriagaba sin límites, una noche de tanto beber cayó al piso muy pesadamente el muchacho de la posada corrió angustiado llamo al doctor Jaime Smith  llego hasta él, reconoció el paciente y cuando el sujeto despertó el doctor le advirtió al capitán que no consumiera tanto alcohol porque no iba a durar lo suficiente.

Él nuevamente recupera el conocimiento y pide otra botella de ron, cuando este iba a buscar el ron, vio cuando la puerta de la posada se abría suavemente como dando paso a un individuo, tenía una pierna de palo y en su mano izquierda  le faltaban dos dedos, se encontró con el capitán en una mesa, Kiel le preguntó al individuo que era lo que se le ofrecía y él dijo tráeme una botella y se sentó con el bebedor y comenzaron hablar, pero no gustosos el muchacho cuando  buscaba la bebida escuchaba que las voces de aquellos hombres se alzaban y se escuchaba  fuertes golpes de espadas, a la mañana siguiente el capitán todo herido cayo otra vez al piso el joven llamo a Jaime Smith  cuando llega y revisa, quizás  por última vez, éste le pregunta al doctor ¿ qué era lo que le sucedió a él,? Jaime Smith respondió detalladamente que ya no podía hacer nada que el ron había matado a Kiel, con sus ojos llenos de lágrimas supo que aquel hombre había muerto.

Una mañana empacando su maleta vio algo que sobresalía de debajo de la mesa, era una nota que decía – mira lo que está en mi cofre,      es para ti-. Kiel miró por la posada y encontró el cofre y lo abrió, había monedas de oro se entristeció dijo estas palabras gracias por ser un gran hombre y lo más importante un gran amigo. Gracias  al amable gesto de Kiel pudo hacer realidad lo que tanto anhelaba, su propia industria de textil, al poco tiempo se enamoró de una hermosa dama y se casaron tuvieron sus hijos y vivieron felices como él tanto lo había soñado.

Autora: Rosa Elvira Fonseca .I.E. Milciades Cantillo

Periodista: