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La vista de la supervivencia

Josue Tellez Ariza

Iba movilizándome en un taxi, cuando de repente a la conductora se le pusieron los ojos grandes y empezó a moverse para todos lados. Se voló un semáforo y nos chocamos contra un camión de basura.

No nos pasó nada pero cuando salimos del taxi ella se paró en la mitad de la carretera, yo le estaba hablando pero ella salió corriendo y la atropelló un tráiler y en ese momento la gente se puso como loca.

Todos se querían suicidar, hubo personas que se tiraron de los edificios, de repente me llamaron al celular y me dijeron que todos morirían, yo pregunte con quien estaba hablando pero no me respondieron y colgaron.

El agente CJ me llamó y me dijo que entrara al ayuntamiento, cuando llegué me hizo señas que pasara por la puerta de arriba y me comentó que todas las personas se querían matar y me mostró varias imágenes.

Me dijo que un Hacker al que le decían El Demonio de la Muerte, jaqueó el sistema satelital. Nosotros tratamos de investigarlo pero no aparecía en ningún documento y le hablamos al FBI diciéndole que necesitábamos soldados a lo que ellos nos respondieron ¡qué no saliéramos de la casa y que no miráramos la luz!

Nos colocamos una venda en los ojos y agarrados de las manos salimos corriendo llevando un GPS que nos señalaba a donde teníamos que cruzar, cuando de repente nos agarraron y nos llevaron en un auto, ¡era el hacker! Y nos decía que no nos metiéramos en su trabajo.

Cuando nos llevó a su guarida nos sentó en unas sillas de hierro y nos amarró las manos con una cuerda y nos recalcó que si intentábamos dañar su trabajo no viviríamos para contarlo y nos quitó las vendas.

Él tenía los ojos como las demás personas pero él no  estaba pensando en suicidarse, cuando él iba a presionar un botón que decía ¡muerte! Saqué mi cuchillo el que llevaba camuflado  en mi pierna izquierda y con mucho cuidado me desaté, le disparé en el brazo pero no le hice nada y él disparó hacía mí pero mató fue a mi compañero entonces le disparé a la cabeza y le dije: -no volverás a matar a más personas y él me dijo que nadie lo podía detener. Le volví a disparar y cayó, salí corriendo hacía la máquina de control para encontrar algo que apagara al Satélite y encontré un botón que decía “apagar”, de pronto siento un disparo que me rozó la pierna izquierda pero alcancé a oprimir el botón de apagado; el cuerpo del hacker se veía como si estuviera ardiendo en llamas y se desintegró. Cuando salí de su guarida, todo volvió a la normalidad, las gentes podían salir a las calles y ver la luz del sol.

Autor: Josue Caled Tellez Ariza – I. E. Milciades Cantillo Costa

Periodista: