La recolección de mangos de forma ilegal es una problemática histórica en Valledupar. Quienes se dedican a esta actividad se exponen a diversos accidentes como caer desde un tejado o desde uno de los árboles; pero ante el afán o la necesidad de ganar dinero, poco miden los riesgos y realizan estas actividades sin protección y sin el autocuidado requerido.
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Uno de los sectores con mayor arborización en Valledupar es el barrio Doce de Octubre. Cuando la temporada de recolección de esta fruta llega, también abundan los carretilleros que comienzan a extraer las frutas de los árboles, en algunos casos sin importar que haya gente en las viviendas, como lo manifiesta Laura González.
“Nosotros algunas veces les vendemos los mangos a quienes llegan a comprarlos, porque los frutos que caen dañan el tejado y de nada nos sirve dejar que se pierdan esos mangos y que de paso nos causen afectaciones, por eso mejor los vendemos. Pero también hemos tenido problemas porque cuando los mangos están muy viches o no queremos venderlos, estos señores se suben al árbol y no solo al de mi casa sino también a de viviendas aledañas”, relató la habitante del sector.
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En otros barrios se presentan situaciones similares, con la diferencia que algunas viviendas quedan solas porque sus ocupantes salen a laborar, es allí donde los recolectores aprovechan para llevarse los frutos de los árboles. Dicha situación se repite en barrios como Villa Jaidith, Don Alberto, Arizona, Siete de Agosto, entre otros. Estas quejas han llegado a manos de la Policía Ambiental.