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¿La protesta social es la salida?

Los cuestionamientos suscitados por las protestas de los diversos gremios de la producción o de poblaciones que reclaman sus derechos y que buscan que el Estado les preste atención para resolver un problema colectivo, toma fuerza en el Cesar con el sinnúmero de protestas de varias comunidades que la han utilizado como mecanismo de presión para solucionar sus necesidades.

La principal herramienta, por así decirlo, de los pueblos cesarenses que ven vulnerados sus derechos para tener una mejor calidad de vida, es el bloqueo de vías, lo que causa traumas y estragos en varios renglones económicos, porque mientras se resuelve la necesidad de un conglomerado, se paralizan otras actividades de la producción.

El viernes 18 de julio los pobladores del corregimiento de Aguas Blancas (vía Valledupar-Bosconia) decidieron que la única manera de llamar la atención de la Alcaldía de Valledupar era bloquear la vía con quema de llantas y pedazos de madera, para comunicar que no tienen agua porque la bocatoma del acueducto no fue ubicada en el sitio adecuado, por lo que su funcionamiento en época de verano es ineficiente.

El hecho es que es una población sin agua, padeciendo todos los problemas de insalubridad que merecen que su queja sea atendida y su problema resuelto. ¿Pero es necesario que durante siete horas detengan el tráfico de vehículos de pasajeros, de carga, ambulancias y particulares?

EL PILÓN defiende desde su política editorial el respeto y el cumplimiento de la Constitución Política de Colombia, pero debemos decir hoy que si bien la Carta Magna respalda la protesta pacífica y la movilización de la población, urge que se legisle a favor del bienestar general, sin censurar las iniciativas de las comunidades ni afectar los intereses generales.

Es una tarea difícil que tienen en sus manos el Congreso de la República. No se trata de entrar a un Estado de represión, pero tampoco de seguir con unas leyes que tarde que temprano desbordarán la inconformidad ciudadana y ya será tarde para controlar los bloqueos y protestas.

Si el Estado no es eficiente, ese es el panorama que nos espera.

En el último trimestre el Cesar ha sido epicentro de bloqueos en todas sus vías nacionales y secundarias. Por citar algunos ejemplos: Becerril y La Jagua de Ibirico salen a la vía cuando pasan 24 o 48 horas sin energía eléctrica, en Codazzi los transportadores lo han hecho varias veces porque rechazan la competencia desleal; en El Copey y Bosconia también tienen los mismos problemas, y en La Paz los bloqueos de los pimpineros que no aceptan ninguna intervención de las autoridades.

Es un círculo vicioso que no terminará en nada. Las protestas no arreglan los problemas de fondo, son pañitos de agua tibia que hace que atiendan de manera coyuntural el asunto. La solución se logra en otras instancias, no por las vías de hecho.

Categories: Editorial
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