Como senador, ¿qué recomienda al presidente Iván Duque frente al inmenso desafío social que enfrenta como presidente?
La posición que asumiría un buen padre de familia con un hijo que está en crisis. Un buen padre hace dos cosas: abre su corazón para escuchar los problemas, que son muchos. La gente salió a expresar su dolor, a expresar su angustia frente a la crisis, la quiebra y el desempleo. Que escuche a los estudiantes, a los deudores del Icetex que no tienen cómo pagar esa deuda, a los estudiantes idealistas pero que sienten que no tienen futuro, que los escuche.
Pero por otro lado, como haría un buen padre de familia que trace una línea roja, y esa línea roja en el país consiste en que las ciudades y las regiones no pueden ser bloqueadas, es decir, no pueden ser secuestradas como está pasando en el suroccidente del país. Porque estamos enfrentando tres fenómenos distintos: el primero y más importante, marchas masivas de personas desesperanzadas, de personas que perdieron la fe y la ilusión de salir adelante, hay que escucharlos y ayudarlos.
El segundo, a esas marchas siempre se suman ladrones y saqueadores; ladrones hay con o sin marcha pero se aprovechan de estas y hacen desastres. Y el tercero, un fenómeno peligroso y preocupante, es que los grupos insurreccionales, ELN, la nueva marquetalia, narcotraficantes, se aprovechan de estas marchas para por ejemplo, sitiar y secuestrar completamente regiones como está ocurriendo en el suroccidente del país. Eso es inaceptable y esa es una línea roja que no se puede cruzar.
Se hablaba de la posibilidad de tomar medidas drásticas…
Eso es innecesario, es pretender apagar un incendio con gasolina. Primero, para escuchar a la gente no se necesitan facultades extraordinarias, basta con abrir el corazón y oír, tener esa disposición humana de hacerlo. Y en segundo lugar, para desbloquear las vías y liberar a ciudades tampoco se necesitan facultades extraordinarias; se necesita un ejercicio moderado pero firme de la autoridad, sin exceso.
Es clara y parece agudizarse la división política del país…
Nosotros tenemos aquí dos extremos políticos, que son distintos pero hacen política de la misma manera: enfrentando a los colombianos. La izquierda marxista de Petro, divide a los colombianos y los enfrenta utilizando la frustración y el resentimiento que produce un sistema económico tan desigual. Y la derecha populista del actual Gobierno, enfrenta y divide a los colombianos usando el miedo; el miedo de un sector que tiene algo frente al que no tiene nada.
Esas dos formas de hacer política le hacen mucho daño a Colombia, porque una familia dividida contra sí misma, un país dividido contra sí mismo, no progresa. Y nosotros en este momento necesitamos fijarnos un propósito común para poder salir adelante. A los dos extremos políticos les interesa dividir para obtener réditos electorales, esa es su lógica. Yo no creo que esos dos extremos sean inevitables, porque la polarización es artificial, es creada, es atizada de manera muy perversa. Yo creo que los colombianos están aburridos ya de estos gobiernos de derecha populista que hacen populismo con el miedo: “El castrochavismo, ojo con el 2022”.
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De tal manera que la gente aturdida no se dé cuenta de que ellos gobiernan como un Robín Hood al revés, que le quita a la clase media y a los sectores populares para darles a los megaricos. Los colombianos ya se aburrieron del modelo de la derecha populista; se dieron cuenta que el año pasado, durante la crisis, traicionaron a la clase media, traicionaron a la microempresa, al micro negocio, al local de barrio, porque no le ayudaron con el subsidio de la nómina, por eso Colombia tiene la tasa de desempleo más alta de América Latina. Y se dieron cuenta con la Reforma Tributaria que pretendían profundizar los regalos tributarios de los megaricos y cobrárselos a la clase media y los sectores populares.
Pero, ¿cómo enfrentar ese desempleo que agoniza todos los problemas e incentiva el descontento?
En materia de empleo yo propongo patriotismo económico. La derecha populista es amiga de los grandes importadores de leche, de productos agropecuarios, de grandes importaciones suntuarias. Nosotros los liberales sociales demócratas creemos en el patriotismo económico, primero la economía colombiana, primero la producción colombiana, por consiguiente primero el empleo de los colombianos.
Estos gobiernos de derecha populista se han dedicado a sacrificar el empleo de los colombianos para favorecer el empleo de los norteamericanos, de los europeos y de los chinos.
Ellos producían la manufactura y nosotros lo comprábamos con los excedentes del carbón y del petróleo. Ahora que se acabó el carbón es el momento de producir aquí en Colombia, de generar empleo digno; la única manera de generar empleo realmente en Colombia es haciendo manufactura, es decir, industrializando y produciendo en el agro colombiano.
Otro problema a resolver: el narcotráfico… ¿Qué hacer?
El narcotráfico debe enfrentarse de diferentes formas. Me preocupa mucho la influencia del Clan del Golfo en la costa Caribe, se han regado con un manto de crimen, incluso ha crecido el sicariato en varias ciudades.
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Yo creo que el narcotráfico debe enfrentarse con mano tendida hacia el pequeño productor de hoja de coca, el eslabón más débil. Las fumigaciones deben restringirse a zonas selváticas muy lejanas, en donde han deforestado y dañado el medio ambiente; en los cascos urbanos en donde hay producción de coca cerca a los municipios hay que hacer sustitución y hay que financiar programas de guarda bosques. Y frente al mafioso, frente al delincuente que usa la muerte, la intimidación para esclavizar y someter a la población, mano muy dura.
¿A qué le apostará en el 2022?
Colombia necesita un proyecto liberal y social demócrata, ojalá con la Personería Jurídica del Nuevo Liberalismo. Colombia necesita un proyecto que tenga una fe incontrovertible en el dogma liberal, en la democracia, en la separación de poderes, en el Estado de derecho y en la economía de mercado, lo cual nos hace muy distintos a la izquierda marxista, que propone reformas pero sacrificando siempre la democracia y el Estado de derecho.
Y esa democracia de seres libres debe regirse por un principio de solidaridad, es decir, por ejemplo, en materia tributaria, los que tiene más ponen más, no como lo propone la derecha populista que hoy está en el Gobierno que considera que al rico hay que regalarle los impuestos y hay que cobrárselos a la clase media y a los sectores populares.
Creemos en una política de patriotismo económico, de fomento de la industria, de fomento del campo; el Cesar tiene que volver a ver florecer sus cultivos de algodón, sus cultivos de sorbo, sus cultivos de arroz, sin estar sometidos a las muy injustas importaciones agropecuarias totalmente subsidiadas por el Gobierno de los Estados Unidos. Vamos a revisar los tratados de libre comercio que empobrecieron el campo en Colombia.
El año pasado un grupo de congresistas de diferentes partidos se unieron en una coalición… ¿propósitos?
Ese es un grupo parlamentario, se llama Liberal Social Demócrata, no con el propósito de construir un nuevo partido político sino de darle masa y fuerza a esta idea, y desde ese entonces hemos venido construyendo esta idea y ha calado muchísimo en varios sitios del país.
Por último, todo este descontento también nace del hartazgo a la corrupción… ¿Cómo enfrentarla?
Yo creo que el tema de la corrupción se resuelve creando un sistema de carrera administrativa, donde sea el mérito y no la palanca lo que le permita llegar a la gente a administrar los asuntos del Estado. Yo creo que cuando logremos separar administración pública de competencia política mermaremos considerablemente la corrupción. Esa es la única forma realmente de hacer algo estructural contra la corrupción.