Este jueves, la poeta estadounidense Louise Glück ganó el Premio Nobel de Literatura, según informó la Academia Sueca, desde Estocolmo. Gluck, de 77 años, fue premiada por su “inconfundible voz poética, que, con una belleza austera, torna la existencia individual universal“, dijo la institución.
Lee también: Silvestre anunció concierto virtual en el río Guatapurí el 21 de noviembre
Louise Glück se formó en la Universidad de Columbia y su obra fue galardonada también con el Premio Pulitzer de poesía en 1993 y el Nacional del Libro en 2014. Así como el Premio de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos.
Nacida en Nueva York en 1943, la poeta también es profesora de inglés en la Universidad de Yale, en Connecticut. Su poesía se centra en la dolorosa realidad del ser humano, y aborda temas como la muerte, la infancia y la vida familiar.
Las obras de Glück, que ha publicado doce colecciones de poesía y algunos volúmenes de ensayos sobre poesía, se caracterizan por un esfuerzo por la claridad, según destacó la Academia Sueca.
“En sus poemas, el yo escucha lo que queda de sus sueños e ilusiones, y nadie puede ser más duro que ella para afrontar las ilusiones del yo”, agregó la institución.
Lee también: ‘Quebrantada para reinar, diario de una mujer’, la obra de Margarita Rosa Fuentes
‘Averno’ es su poemario magistral, una interpretación visionaria del mito del descenso a los infiernos de Perséfone, cautiva de Hades, dios de la muerte.
Su primera obre fue ‘Firstborn’, presentada en 1968 y pronto fue aclamada como una de las poetas más destacadas de la literatura contemporánea estadounidense.
Con libros como ‘El triunfo de Aquiles’ en 1985 o ‘Ararat’ en 1990, Glück ha encontrado una amplia audiencia dentro y fuera de Estados Unidos.
Aquí algunos de sus poemas:
La terquedad de Penélope
Un pájaro llega a la ventana.
Es un error considerarlos solamente pájaros,
muy a menudo son mensajeros.
Por eso, una vez se precipitan sobre el alfeizar,
se quedan perfectamente quietos,
para burlarse de la paciencia,
alzando la cabeza para cantar
pobrecita, pobrecita, un aviso
de cuatro notas, para volar luego
del alfeizar al olivar como una nube oscura.
¿Pero quién enviaría a una criatura tan liviana
a juzgar mi vida? Tengo ideas profundas
y mi memoria es larga;
¿por qué iba a envidiar esa libertad
cuando tengo humanidad?
Aquellos que tienen el corazón más diminuto
son dueños de la mayor libertad.
Amor bajo la luz de la luna
A veces un hombre o una mujer
imponen su desesperación a otra persona,
a eso lo llaman alternativamente desnudar el corazón,
o desnudar el alma.
(Lo que significa que para entonces adquirieron una)
Afuera, la tarde de verano, todo un mundo
arrojado a la luna: grupos de formas plateadas
que podrían ser árboles o edificios, el angosto jardín
donde el gato se esconde para revolcarse en el polvo,
la rosa, la coreopsis y, en la oscuridad, la cúpula dorada del capitolio
transformada en aleación de luz de luna,
forma sin detalle, el mito, el arquetipo, el alma
llena de ese fuego que en realidad es luz de luna,
tomada de otra fuente, y brilla
unos instantes, como brilla la luna: piedra o no,
la luna sigue estando más que viva.
Te puede interesar: Andrés Emilio extraña las caricias maternales de su querida vieja Olga del Socorro