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La plata del campo para el campo

Represento a los ganaderos en Finagro y, por ello, debo referirme al Crédito Agropecuario a raíz del debate sobre la línea para apoyar la producción rural durante la pandemia.

Al margen de las investigaciones de los órganos de control, el problema es del Sistema de Crédito Agropecuario, creado por la Ley 16/90 y modificado a retazos desde entonces. Hoy, cuando la crisis induce profundos cambios, es momento para revisar un sistema con grandes inequidades.

Desviación de la sustitutiva: Finagro es operador de las directrices de la Comisión de Crédito Agropecuario, con líneas de fomento colocadas a través de los bancos: la “cartera de redescuento”, alimentada por los Títulos de Desarrollo Agropecuario, que son inversiones obligatorias para la banca.

Sin embargo, el crédito de redescuento, de la esencia de Finagro, se empezó a degradar, al punto que en 2007 representaba el 78 % del total, y en 2019 apenas el 19 %.

¿Qué pasó? La ley permite a los bancos “sustituir” la inversión forzosa por créditos directos, línea Finagro, pero flexibles en sus condiciones; y como la lógica de fomento es diferente a la de los bancos, estos se enfocaron en segmentos de menor riesgo, como la agroindustria, además muy urbana. Así, en 2019 la cartera sustitutiva sumó el 81 % de las colocaciones.

Inequidad hacia el productor primario: La ley permite esa desviación, a partir de una válida concepción de cadena, pero sin perder el objetivo de privilegiar al productor rural. Hoy, ese “gran” productor rural, con activos apenas superiores a 4.000 millones, no se compara con gigantes agroindustriales valorados en billones. No en vano, en 2019, comercializadores y transformadores recibieron 11 billones (56 %), mientras el eslabón primario 4,7 billones, 25 % del total.

Inequidad hacia el pequeño productor: Es solo un resultado de las distorsiones. En 2019 recibieron el 13 % de los recursos, mientras los grandes absorbieron el 71 %.

En un tema tan estratégico para el campo, es necesario aprovechar la coyuntura, y por ello presenté una proposición a la Junta de Finagro, con cinco elementos sustantivos para el nuevo Crédito Agropecuario.

1) Clasificación del productor por ingresos y no por activos. 2) Diferenciación del productor primario, ligado a la tierra y los animales, de los eslabones de transformación, comercialización y servicios. 3) Reestructuración de la cartera sustitutiva, con cupos obligatorios para productores primarios por tamaño. 4) Asistencia técnica obligatoria para los pequeños, que facilite el acceso al crédito y disminuya el riesgo y la tasa de interés. 5) Sistema Móvil de Garantías, administrado por Finagro, que libere cupo hipotecario al ritmo de la amortización, permitiendo acceso permanente al crédito.

La plata del campo para el campo, no es solo un tema de equidad, sino de futuro para Colombia.

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