No me gusta a pesar de ser verdad a medias, la manera agresiva, prepotente e irrespetuosa como el Gobernador de La Guajira, un cachaco engreído, trata a mis paisanos. Me da indignación, pero me avergüenza que nadie haya levantado la voz para protestar y diga que nunca ha participado del festín con piñata repleta de billetes a que los políticos riohacheros especialmente, se acostumbraron y me pregunto dónde están los exgobernadores Rodrigo Dangond, Luis Felipe Ovalle, Benjamín Armenta y las voces autorizadas del famoso médico y exsenador Luciano Aponte López y del ilustre abogado y exrepresentante Gonzalo Urbina, que aceptan que sus nombres también éste gobernador los meta en la misma bolsa de los corruptos, porque para él, el ser guajiro es sinónimo de corrupción.
Yo creo que deben decir algo, o es que les da miedo, porque untados, estoy seguro que no están.
Yo, casi vallenato, pero muy villanuevero, a veces me pongo a pensar si no será conveniente promover un movimiento separatista de San Juan, El Molino, Villanueva, Urumita y La Jagua para integrarnos al Cesar, porque de verdad de guajiro tenemos el gentilicio, pero cultural, económico, social, étnico y topográfico pertenecemos a la “Provincia”, no de Padilla, somos provincianos como despectiva y socarronamente nos dicen los riohacheros.
Valdría la pena tocar el tema más a fondo y conocer la opinión de los diputados, alcaldes y concejales, para ello el debate queda abierto, a ver si hay alguien que lo lidere.
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En días pasados la Sociedad de Ingenieros del Cesar en cabeza de la doctora Josefina Hernández Cabana le rindió un merecido homenaje y reconocimiento a los ingenieros civiles Orlando Torres y Nelson Malo, por cumplirse 50 años de actividad profesional, por razones de salud, pues ese día se le ocurrió a la presión desvirolarse, no pude acompañarlos y darles un abrazo de felicitación, pues de ambos soy amigo, pero de Orlando, ‘El Torito Búa’ o simplemente ‘Búa’, así le decíamos en el Loperena por embestidor, soy un poco más y mis relaciones con él han sido fraternales y de trato diario; con él, Víctor Medina Morón, Venancio Araos ‘El Chiquito’ y Jorge Campo hicimos una llave fuerte, cuando apenas teníamos 14 años y hoy continúa incólume en los salones de billar del Club Valledupar, en donde no acepta que le dé una carambola y prefiere como buen toro de lidia que todos los días le pegue su garrotera.
Cincuenta años de actividad profesional ejercida con decoro, solvencia, pulcritud y honradez extrema, ejemplar esposo y padre y ahora amoroso abuelo, eso ha sido Orlando Torres Sánchez, a quien hoy destaco como ejemplo, como un ícono a quien la juventud, especialmente los ingenieros jóvenes deben acudir en procura de sus buenos y sabios consejos. Él es un piedrero empedernido, pero también servicial extremo.
¡Ajo Padre Norberto!, titular de la Parroquia de La Natividad, cuando haya mucho calor prenda el flamante y nuevo aire acondicionado y díganos en la homilía que incrementemos el diezmo o limosna para cancelar el consumo de energía y no nos ponga a sudar, que eso ya no se usa y aleja la feligresía.