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La familia no puede ser caballito de ensayos

Sin duda las grandes iniciativas del hombre apoyados en la ciencia y en la tecnología, nos ha ayudado a encontrar soluciones y alternativas al mundo actual en el que vivimos y sus aportes han mejorado la calidad de vida en diferentes campos como el medio ambiente, la salud y la educación, llevándonos a tener una vida más fácil, más cómoda y libre.

Infortunadamente los ensayos con los humanos no dejan de rayar con los principios éticos y morales; sobre todo, con los principios de la creación inspirados por nuestro creador y precisamente uno de los caballitos de esos ensayos ha sido la familia. Cada vez que se ensancha más el concepto de familia, más atentados se hacen contra esta sagrada e histórica institución y por consiguiente, más disyuntivas nacen frente a los normas regulatorias de este derecho.

Es así como gracias a las ciencias y a la tecnología y los jueces constitucionales, hoy las personas con problemas de infertilidad no solo puedan recurrir a las técnicas de reproducción asistida para elegir el sexo de su bebé, sino que también puedan decidir entre paternidad y maternidad biológica y social con los famosos bancos de semen donantes y el alquiler de vientres maternos voluntarios. Gracias a esa mutación del concepto de familia hoy se permitan los matrimonios igualitarios; gracias a esa revolución social, hoy se ha permitido la adopción de niños por parejas del mismo sexo.

Pero los ensayos no terminan allí, hoy se abre un nuevo campo de polémica y es la imposición del Ministerio de Educación de la promoción de la identidad de género y la orientación sexual que obliga ajustar los manuales de convivencia de todos los colegios en el país, bajo las directrices de una cartilla-guía, titulada ‘Ambientes escolares libres de discriminación. Orientaciones sexuales e identidades de género no hegemónicas en la Escuela”.

Pienso que orientar sobre la sexualidad es un papel de las escuelas en la medida que esta instrucción prepare y aclare a los niños y niñas sobre sus dudas, creencias, inquietudes y temores sobre la sexualidad en el marco de los principios morales; pero no podemos de ninguna manera dejarle a la escuela reprogramar y cambiarle el chip a los niños respecto de su sexo biológico e identidad masculina o femenina; primero, porque los seres humanos por disposición de nuestro creador no somos ambivalentes, según lo dice el libro de Génesis 1:27-28 pues Dios nos creó hombres y mujeres; y segundo, porque creo que el papel de la escuela no es generar confusión en los procesos de enseñanza- aprendizaje, menos en esta etapa escolar donde a esa edad psicológica, prima en el niño, su inocencia e ingenuidad, proclives a absorber cualquier tipo de influencia.

Por eso estoy de acuerdo en salir del closet, dar un paso al frente y salir hoy a las calles para defender la familia; pero también invitar a reflexionar más profundamente sobre la relación del ser humano con la naturaleza, su postura ante Dios y las consecuencias morales, éticas y legales que puedan resultar a su afán de cambiar el concepto de familia.

Aclaro que no soy homofóbico y respeto la comunidad LGTB, solo que no comparto este modelo de orientación y defiendo a la familia en su concepción original.

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Carlos Guillermo Ramirez: