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La energía solar gana espacio en los hogares

Darío Martínez es ingeniero industrial, dedicado a su empresa de energías renovables, conocimiento adquirido en el Sena.

Utilizando las potencialidades energéticas naturales del Cesar, un emprendedor tiene proyectado independizar su casa de la conexión convencional corriente y producir energía solar que aprovisione el consumo de su casa.

En el Conjunto residencial Las Margaritas de la ciudad de Valledupar, uno de sus inquilinos empezó hace unos meses un proyecto para producir desde su propia casa la energía que consume con su familia.
Para eso, ya instaló los primeros paneles solares en lo más alto de su domicilio.

Valledupar hace parte del norte del Cesar, que junto con la mayor parte de La Guajira tienen la radiación solar más alta de todo el país, según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, Ideam, lo que equivale de 6 a 7 horas de sol diaria en promedio.

De esa potencial riqueza llamada radiación solar, que recién empieza a ser explotada en el Cesar, se quiere servir Darío Martínez para que en el recibo mensual de energía solo le llegue el cobro de los impuestos obligatorios.
Sobre el techo de su casa están los 12 paneles solares de 330w cada uno a la espera de la conexión del Inversor, que será el encargado de transformar la corriente continua que genera el sol para poder encender los electrodomésticos del hogar.

“Este es un trabajo increíble porque le aportas al medio ambiente y no dependes de un servicio de energía que en ocasiones es irregular, sin contar la parte económica”, aseguró Darío Martínez.

En Villanueva, La Guajira, tiene un emprendimiento de energías renovables llamado ‘Energíaazul’. Por cosas de la vida, toda la energía que se consume en las instalaciones ya es producida por el sistema de energía solar.

De día la energía del sol alimenta la pequeña oficina en la cual se ofrecen servicios de diseño e instalación de proyectos de energía solar fotovoltaica, y de noche la oficina recibe la energía que almacenan las baterías.

“En Villanueva tenemos un sistema totalmente aislado, por eso aunque estemos dentro de las zonas que da energía Electricaribe no recibimos su energía, porque le solicitamos a la empresa que nos desconectara, y desde entonces tenemos un banco de batería por el que satisfacemos nuestra demanda de corriente”, cuenta Martínez.

LAS GIGANTES BARRERAS PARA LA ENERGÍA SOLAR

A pesar del potencial local, el camino de las energías renovables ha estado lleno de obstáculos. Según el profesor de mantenimiento y gestión de energías renovables, Rubén Ruz Aguas, lo indispensable para avanzar es instruir a las personas. “Se ha hecho el esfuerzo de capacitar personas, pero todavía somos básicos desarrollando este tipo de actividades; nuestro conocimiento es poco, y si no hay conocimiento del tema tenemos que esperar que vengan extranjeros a que inviertan en el tema”, explicó el docente.

En algún momento, el Sena ofreció un programa técnico en energías renovables. Sin embargo, solo hubo una primera y única promoción, de la cual se graduó Darío Martínez.

De allí, asegura, adquirió la experiencia necesaria para emprender en su idea de una empresa de energías renovables.
Por eso, desde que se graduó en 2017, Darío Martínez se dedicó a su empresa.

En sus palabras, lo más difícil es cambiar el pensamiento de las personas. “Tratar de sensibilizar a las personas como tal, a los posibles clientes, porque como es una tecnología nueva hay muchas personas que la desarrollan pero no tienen el conocimiento suficiente. Entonces es como sensibilizar a las personas que confíen en nosotros, cuando ya han tenido una mala experiencia”, comentó.

En ese trabajo de independizar su casa en Valledupar de la red tradicional de energía, como lo hizo en su oficina, requirió de una inversión inicial en la compra de los paneles solares, el Inversor y el controlador. “Lo primero es lo más difícil, por la cuestión de la inversión, pero eso se recupera en varios años al dejar de pagar facturas mensuales”, explicó Martínez.

Al recibir la petición de un cliente, lo primero que se realiza es la medición de consumo de carga, para saber lo que se necesita.

“El diseño solar consiste en una visita técnica que realizamos a una casa que consiste en ver el consumo de energía que tiene el cliente potencial, la residencia o la finca. Medimos el consumo de energía y de eso sacamos el resultado total”, explicó Darío Martínez.

De ese estudio sale el valor total de la instalación.
Pero también se le presenta al cliente un estudio económico de esa inversión.

“Le decimos: paga mensual en energía tantos miles y la inversión en la energía solar en esta. En 6 o 7 años recupera esa inversión, obtiene un servicio sin tantas irregularidades y le aporta al medio ambiente”, comentó Martínez.

Después de esos primeros años, la vida útil de los paneles solares alcanza hasta los 25 años.

LA NECESIDAD URGENTE DE LOS SECTORES RURALES

Según estudios del Banco Interamericano de Desarrollo, el 60 % de la zona rural de Colombia está desconectado de la red nacional de energía. Ese es el mismo problema del sector rural del departamento.

“No solamente el problema de muchas partes en el mundo, es también nuestro problema. Sin embargo nosotros contamos con riquezas. Nosotros tenemos unas ventajas increíbles, por estar en el trópico. Contamos con más de 2.600 horas-luz anual, una radiación que supera por mucho a la de otros países que a pesar de eso hacen un uso mayor que nosotros, por ejemplo Alemania”, explicó el secretario de Agricultura del departamento, Carlos Eduardo Campo.

Por eso, la mayor demanda de energía solar se produce en los sectores rurales del departamento, principalmente campesinos productores e instituciones educativas.

“En el sector rural hay una necesidad urgente. Al campesino no le llega energía y conectarse a la red tradicional le sale costoso, tendría que pagar postes, cableado y otras cosas, por un servicio regular”, agregó Martínez, quien ha trabajado con colegios rurales donde se abastecen de energía solar.

“No somos competitivos en el campo, tenemos una tarifa de kilovatio por hora, muy alta, en Colombia podemos estar hablando de una tarifa de 15 a 16 centavos de dólar, y otros países hay tarifas de 8 centavos de dólares. Nos pone en una desventaja. Es así como nos dimos a la tarea de enfocar la ruralidad hacia la producción y entregar una hoja de ruta que va hasta el año 2031, que podamos en los proyectos esenciales, para que se active este renglón de energías alternativas”, agregó el secretario de Agricultura.

DEIVIS CARO DAZA / EL PILÓN
defancaro1392@gmail.com

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