“Si quieres partir sin mi compañía
ya me vengo a despedir
adiós morenita mía”
Esta fue el tiquete de entrada para el compositor Luciano Gullo Fragoso al éxito en la música vallenata.
Lleva por nombre ‘La despedida’ y la grabó Nicolás Elías ‘Colacho’ Mendoza con el bombardino de Rosendo Martínez, la caja de Rodolfo Castilla y la guacharaca de Adán Montero.
Este hombre nació en El Paso en 1923 y falleció en Valledupar el 31 de diciembre de 2014. En 91 años de vida logró tejer melodías vallenatas como las de Tobías Enrique Pumarejo, Abel Antonio Villa, Náfer Durán, Luis Enrique Martínez, Ovidio Granados, entre otros.
Se inclinó por interpretar sus canciones con una violina, pero también ejecutaba la guacharaca. “Al partir Luciano Gullo Fragoso se pierde uno de los grandes compositores, porque la tendencia del vallenato no la llevan estos músicos modernos”, dijo su sobrino, Roque Gullo Galezo, oriundo de El Copey y quien el año anterior sorprendió al mundo vallenato con una canción en homenaje a Radamel Falcao García.
“Yo lo acompañé en varias parrandas y nos integramos mucho, quedan varios temas de mi tío sin grabar y muy bonitos además”, aseguró el hijo de Andrés Gullo Fragoso, hermano de Luciano.
Roque describió a su tío como “un tipo muy calmado, sosegado y analítico” que le cantaba a la mujer, al amor y a la naturaleza.
“Yo soy hijo de Andrés Gullo Fragoso, quien ya murió también, la familia de mi padre está integrada por mi tío Luciano que murió, luego sigue Miguel, Antonio, Julio, Manuela y Aida, siete hermanos nacidos en un hogar emprendedor”, explicó Roque Gullo.
Sus canciones
Luciano Gullo fue uno de los compositores con mayor influencia en la trayectoria de Jorge Oñate con Los Hermanos López, se pueden rescatar canciones como: ‘El Puente de Mariangola’, ‘Flor de duranía’, ‘El colibrí’, ‘La despedida’, ‘Donde quiera que vayas’, ‘Linda mariposa’, y ‘El compadre’ esta última se la hizo a su entrañable amigo Tobías Enrique Pumarejo, parrandero de grandes faenas.
“Mi padre fue muy rico, un capital que hizo como telegrafista y como administrador de Pedro Castro Monsalvo de ahí la gran amistad con Tobías y Tito Pumarejo, grandes criadores de caballos, una vez, don Toba se cayó de un caballo y se lo llevaron grave para Valledupar, esa noticia me enguayabó mucho, entonces le hice esta canción. ‘Mi compadre’”, relató en alguna ocasión.
Entre la soledad y los recuerdos
Uno y quizás, el último reportaje con Luciano Gullo de protagonista, lo realizó William Rosado Rincones, en el 2013, y lo título “Luciano Gullo Fragoso, entre la soledad y los recuerdos”.
En el escrito, el periodista describe la soledad que acompaña al compositor en una vivienda en Valledupar: “Hoy, cuando el mundo no recuerda ese paso de las comunicaciones, Luciano Fermín Gullo Fragoso, también está igual de olvidado por las generaciones de vallenatos que han deleitado sus canciones sin detenerse a escudriñar la mente que las creó, solo su violina lo abrasa en la soledad de un cuarto del barrio Sicarare de Valledupar, para que sus débiles labios la ‘besen’ y le arranque las melodías que lo hicieron protagonista de las grandes parrandas del folclor”, dice una parte del reportaje.
“Cuando tenía nueve años hice la primera canción, la cual me quedó inconclusa. Fue la ternura fraternal de un hermanito al cual tenía en mis brazos y a quien comencé a cantarle, ahí nació mi pasión por las canciones”, dijo en aquella entrevista Luciano Gullo hecha por Rosado Rincones.
Biografía
Nació en el municipio de El Paso, era hijo de Andrés Leopoldo Gullo Guillén y de Antonia Martina Fragoso González.
Trabajó con el Ministerio de Comunicaciones de Colombia, en donde se desempeñó como telegrafista durante nueve años, oficio que aprendió de su padre.
Casado con Carmen María Romero Aguirre. Sobre su historia musical, que cree hereda de su padre quien era acordeonero, cuenta que la primera melodía la hizo a la edad de 9 años, en momentos en que acariciaba un hermanito que estaba llorando.
Cursó sus estudios de básica primaria en Fundación, Magdalena. Hizo parte de la legendaria agrupación Los Playoneros del Cesar, en la que tocaba la guacharaca y cantaba.
Entre sus aficiones musicales estaba la de interpretar la dulzaina, violina o armónica que dice tocaba muy bien. Murió el pasado 31 de diciembre en una clínica de Valledupar.
Por Carlos Mario Jiménez / EL PILÓN
carlos.jimenez@elpilon.com.co