Recientes estudios han reflejado que la contaminación tiene efectos negativos sobre la salud, y concretamente, se relacionan con la obesidad, porque provoca alteraciones metabólicas e inflamación en algunos órganos.
Se trata de sustancias químicas tóxicas que están presentes en todo lo que consumimos y en productos cotidianos.
De hecho, es imposible evitar su interacción, ya que se encuentran dispersos en cada punto del ambiente, debido a su uso desmedido, principalmente de los pesticidas en la industria agrícola. Además, piensan que estas sustancias acumuladas se pueden heredar a través de la gestación y la lactancia.
Esta contaminación acaba interfiriendo en el sistema endocrino y provocando la acumulación de grasas. A estas sustancias se les llama químicos disruptores endocrinos y están presentes en pesticidas, insecticidas y fungicidas, y pese a que parece que nos quedan lejos, recientes estudios han demostrado que se detectan, en mayor o menor medida, en el 85 % de la población.
Los investigadores de la Universidad de Duke de EE.UU., y de la Universidad de Pekín en China han realizado un estudio con varias ratas de laboratorio expuestas a altos niveles de contaminación desde su nacimiento. Tras menos de un mes, las ratas que habían sufrido la exposición a la contaminación habrían aumentado de peso y los pulmones y el hígado se habían inflamado. Además, las que habían sufrido contaminación tenían los triglicéridos un 46 % por encima de cómo lo tenían al comenzar el estudio. Su nivel de insulina también era mayor al igual que el colesterol, que llegaba a un 50 % más que los que habían respirado un ambiente libre de contaminación.
Estas mismas ratas fueron evaluadas al llegar a la edad adulta, y las que habían sido criadas en ambiente contaminado desarrollaron obesidad severa.
Solemos pensar que somos dueños de nuestro cuerpo y que tenemos cierto control sobre aquello que nos ocurre. Si hemos elegido vivir en una ciudad muy contaminada tendremos consecuencias, pero esa fue nuestra decisión. Sin embargo, los especialistas están de acuerdo en que, en cuanto a la contaminación, el peligro es doble porque las madres transmiten a sus hijos los compuestos que han ingerido durante los últimos años.
Se recomienda a las personas no estar expuestas a lugares con altos índices de contaminación.