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Justos por pecadores

ESTA ESQUINA

Por: Hernán Araujo Ariza

Como ya lo expresé en una columna anterior (http://www.pipearaujoariza.com/2010/10/127-otra-mirada-las-regalias.html), soy partidario convencido de la modificación que se le pretende hacer a la ley de regalías. Es cierto que nuestro departamento se verá afectado, pero eso no hace que se me olviden las desdichas que por culpa de la corrupción hemos vivido por aquí. Sin embargo, leyendo el periódico me encuentro con una historia que me dejó pensando sobre mi posición.
Resulta que en nuestra geografía existe un olvidado y poco conocido municipio, que por años vivió en el total abandono. Ese ancho territorio sirvió de corredor y sede, a varios de los grupos armados al margen de la ley que hemos padecido en el país. Su población fue sometida a la voluntad del actor armado de turno, sin que el Estado hiciera mucho por solucionar sus múltiples problemas de orden público. Para completar, el año 2001, el DNP lo declaró “municipio financieramente no viable”. Mejor dicho, de este ahogado ni el sombrero!
Sin embargo, hace una década que la suerte de este municipio empezó a ser otra. Desde entonces, lo que antes fue corredor para grupos armados ilegales, hoy son vías por donde transitan las tractomulas que transportan la enorme riqueza natural que tiene esa tierra en sus entrañas. La explotación de sus recursos naturales no renovables le ha generado unos ingresos de regalías –que hoy superan los cien mil millones de pesos- que han cambiado la vida del pueblo, en forma definitiva.
Pero no fueron sólo las regalías, las que cambiaron la suerte de esta población. Es importante anotar el papel fundamental que jugó, el trabajo planificado de las últimas tres administraciones municipales; que, fortaleciendo su estatuto tributario, lograron unos recursos propios para dar mejor respuesta a las necesidades.
Hoy, esta tierra cuenta con coberturas del cien por ciento en salud, educación, saneamiento básico y agua potable. Pasó de ocupar el puesto novecientos en desempeño fiscal al cuarenta. Y la meta del actual alcalde es meterlo entre los primeros veinte.
Lamentable y obviamente, ésta no es la historia de La Jagua de Ibirico. Ni tampoco de ningún municipio del Cesar o La Guajira. Esta es la historia de Puerto Gaitán, Meta. Un pueblo de menos de 30 mil habitantes que hoy ve amenazado su galopante y palpable proceso de desarrollo, con la nueva ley de regalías. Pero que le vamos a hacer, si al fin y al cabo siempre terminan pagando justos por pecadores. Que lástima que sea Puerto Gaitán el justo que tenga que pagar por los pecadores del Cesar, Guajira, Arauca y demás departamentos donde no hicieron sino robarse -hasta la saciedad- los recursos compensatorios de las regalías.
MI ÚLTIMA PALABRA: Adicionalmente, en Puerto Gaitán se lleva a cabo anualmente el Festival de Verano del Manacacías, que se desarrolla en las orillas del río que bordea todo el pueblo. Éste festival moviliza cada año a unos cuarenta mil turistas que van a disfrutar de sus fiestas. En el evento se invierten unos dos mil millones de pesos y nada proviene de las regalías, todo son patrocinios de empresas como Pacific Rubiales. “Igualiiito a lo que ocurre en Chiriguaná”, diría un amigo.
www.pipearaujoariza.com

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