El Día Mundial de la Poesía fue declarado por la UNESCO en el año de 1999 durante la 30 Conferencia General en París, con el objetivo de promover la enseñanza de la poesía, fomentar los recitales de la misma, apoyar la diversidad lingüística, promulgar a los nuevos talentos, y entre otras formas que permitan dar a conocer al mundo el poder transformador que tiene un poema sobre la sociedad, la cual hoy se mantiene en vilo y en pánico por la pandemia del coronavirus.
En esta fecha que cae justo cuando el mundo permanece en cuarentena y que las personas han optado por quedarse en casa ante el temor de un contagio del Covid-19, EL PILÓN se comunicó con algunos jóvenes que se han dedicado a la poesía pero hasta el momento no han publicado sus escritos, y con el fin de contagiar de poesía a la sociedad que necesita saciarse de letras en momentos de crisis.
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Valledupar es un municipio de poetas y fuente de inspiración para los amantes de la palabra, en este territorio se produce poesía en los barrios, en las calles, en las bibliotecas, en los planteles educativos, en los colegios, en cafeterías y hasta en los bares, en cualquier rincón de la ciudad se puede hallar a un poeta. Luis Mizar Maestre, José Atuesta Mindiola, Luis Alberto Murgas, Wilfrido Rodríguez, Dimás Durán, Franklin Castilla, Ricardo Arias, Félix Molina-Flórez, Daniel Barrios, Yersón De Armas, Martha Navarro, Lewis Herrera, Raúl Rodríguez, César González, Leonardo Useche, Diomedes Daza Daza, William Jiménez, Vladimir Pino, Mailen Ortega, Yasmin Padilla, Marcela Martínez, Eduardo Ortega, Pedro Olivella, María Mercedes González, Eivar Cartagena, Yajamna Durán, Juan Alberto Muñoz y Laura Bracho, son solo algunos de los poetas consagrados y ganadores de premios de poesía, otros poco a poco se han labrado su espacio, y otro grupo no ha publicado.
Aunque esta lista queda corta y las páginas de este diario no alcanzarían para recitar los nombres de aquellos que se dedican a este arte, porque hasta usted, estimado lector, podría ser uno de ellos o conocer alguno.
Eivar Cartagena tiene 23 años, cursa sexto semestre de Licenciatura en Lengua Castellana e Inglés en la Universidad Popular del Cesar, Upc, comenzó a escribir a los 16 años sobre amor y desamor, ha participado en algunos recitales de poesía organizados en la ciudad y considera que no ha publicado porque aún su obra está “incompleta”.
Asimismo cuenta que el día menos esperado un profesor de la universidad lo invitó a participar en los Miércoles de Arte que lidera la poeta Martha Navarro, y que de esta manera obtuvo su primer recital el 13 de junio de 2018.
“No ha sido un proceso exactamente sencillo, pero sí es satisfactorio cuando te llaman para un recital, porque eso hace ver que algo estás haciendo bien”, expresó Cartagena, quien asegura que su inspiración es a lo que le llaman ‘Chispazo metafísico’, tal y como se lo escuchó a los poetas Félix Molina y Beto Murgas: “No existe en sí mismo, sino que uno trabaja obedeciendo a una idea que le viene taladrando soterradamente la cabeza, hasta que ya no se puede más con ella y se decide “parirla”. Es un tema recurrente del que se habla”, dijo Cartagena.
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Por otra parte, está convencido que la literatura es un remanso de paz y que en tiempos de crisis como los que se está atravesando, es importante mantener la serenidad: “A mí la poesía, en particular, me calma un poco, ante momentos tormentosos como los que pasamos: Leer a Gómez Jattin, tratar de poetizar y verle el lado positivo a estar aislado a la fuerza de la sociedad. Entonces creo y siento que la literatura podría, si bien puede que no genere la cura para, sí puede hacer más llevadero el proceso”.
Por otro lado, está Yajamna Durán, quien también estudia la misma carrera de Cartagena, y hace poco cumplió la mayoría de edad. Yajamna recuerda que sus primeros textos los empezó a escribir a los 9 años, y por lo general, eran dedicados a su padre. Asimismo, dio a conocer que algunos de sus poemas fueron pedidos para publicarlos en una revista: “Aquí en Valledupar realmente no he hecho casi nada, quizá es porque no se dan esos espacios que nosotros, los pequeños poetas no reconocidos necesitamos, fui invitada a un recital pero lo aplazaron por el coronavirus, hace unos meses me animé a hacer un video leyendo un poema de mi autoría, lo publiqué en mi Facebook y tuvo una buena acogida”.
Esta joven poeta que escribe sobre diversos temas y se inspira en cualquier momento, hasta cuando va en su bicicleta, considera que la poesía “es como un abrazo curador de almas y no te suelta hasta que estés bien, para mí, escribir es dejarse llevar, después de esta rutinaria vida lo que queda es la poesía; liberadora, defensora y salvadora”.
A su vez, cree que los poetas son la voz del pueblo: “La poesía es manifestación, un tipo de expresión abstracta, no salimos a las calles pero si nos hacemos escuchar mediante esta”.
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Danielle Fernweh, es el seudónimo que usa la poeta Laura Bracho para firmar sus poemas, los cuales publica en su cuenta de Facebook ‘Entre versos, besos y poesía’. Bracho tiene 20 años y va en quinto semestre de Comercio Internacional de la Universidad Popular del Cesar, es activista femenina, ha impulsado proyectos de defensa personal en Valledupar y la mayoría de sus textos son protestas sociales: “Cuando entré a la universidad, decidí hacer parte del Colectivo de Literatura Raúl Gómez Jattin, donde continúo. Dentro del grupo hacemos participación en eventos a los que nos invitan, actividades relacionadas con la declamación y escritura. He participado también en otros eventos como el Jam de Poesía, donde canté y leí mis textos en algunas ocasiones; de resto ha sido por mi página y mis redes”.
De igual modo, hace un llamado a la calma ante la emergencia sanitaria: “La poesía entra a ser un escape a la monotonía del estrés de la cuarentena, en este caso, pero también su rol debe ser el de mostrarles a las personas el lado positivo y realmente bueno de todo esto”.
Juan Alberto Muñoz David es un poeta de 24 años de edad próximo a graduarse de ingeniero mecánico, y que empezó a escribir hace aproximadamente cinco años. Muñoz David, inició mostrando su trabajo a sus amigos, posteriormente publicó un poemario con un tiraje de dos ejemplares gratuitos bajo una editorial que se inventó: “Pienso que la poesía de por sí es todo lo que nos rodea. El carácter poético de la vida está allí en los intersticios del mundo no sólo físico sino también intangible; pretender escribir eso, es decir, trasladarlo al negro sobre blanco, supone un acto arriesgado, corriendo con todo el peligro de fallar siempre en lograrlo, pero han habido errores muy buenos en la historia, poetas que han fallado magistralmente”.
Al tiempo, recalcó que la poesía está ayudando a la gente a conseguir calma: “En estos momentos de angustia, no hay nada que esté uniendo más que la expresión poética que algunos puedan entonar hacia personas que están en situación de pánico, y claro, lo decía Nicanor Parra: “El poeta está ahí para que el árbol no crezca torcido”.
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Poetas como Alejandra Pizarnik, Julio Cortázar, Walt Whitman, Jorge Luis Borges, Pablo Neruda, Raúl Gómez Jattin, María Merecedes Carranza, Piedad Bonett, Luis Mizar, Beto Murgas, Félix Molina, Diomedes Daza Daza, Rimbaud, Lewis Herrera, Clemencia Tarifa, José Prasca, Laura Rodríguez, Dimás Durán, Alfonsina Storni, José Atuesta Mindiola, entre otros, son poetas que se han convertido en la fuente de inspiración de estos cuatro jóvenes que coinciden en la importancia de promover la poesía en la ciudad y resaltan el trabajo que con esfuerzo desarrolla el poeta William Jiménez a través de su editorial Terrear, para publicar al talento local. Además, tienen claro que por medio de la poesía se puede transformar a la sociedad.
Por: Luz Andrea Gómez / EL PILÓN