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Inseguridad alimentaria: fantasma visible en el país

Proteger y cultivar la tierra para la producción de alimentos sigue retomando importancia entre los retos por el cambio climático del siglo XXI para garantizar la seguridad alimentaria a más de 7000 millones de habitantes del planeta. La agricultura como actividad relacionada con la plantación de vegetales y el sostenimiento en la cría de animales mejora la vida de las personas, además de conceder trabajo, proporciona los alimentos necesarios para el sustento diario de la población.

El departamento del Cesar cuenta con un potencial agrícola importante. El clima tropical y ríos con largos recorridos, bañan tierras que son aptas para desarrollar extensos cultivos de alimentos con capacidad para proveer al territorio. Apuntarle al fomento de la producción agrícola en todas sus dimensiones, impulsaría el desarrollo socioeconómico en las comunidades y la erradicación de la desnutrición en nuestra región sería posible.

Informes institucionales del año anterior, revelaron que Colombia obtuvo cifras de más de 260 niños muertos por patologías asociadas a desnutrición infantil, afectando a varios departamentos, entre ellos el Cesar. Después del inicio de la pandemia del covid-19 los casos se dispararon progresivamente a nivel nacional, dejando a miles de menores en riesgo de muerte ante la falta de medidas preventivas y sin suficientes alimentos para atacar de raíz este flagelo.

En el Cesar, la producción agrícola mantiene una fortaleza en todo el territorio. Cada año se generan más de 60.000 empleos, pero la insuficiente infraestructura en zonas rurales y la ausencia de una cadena de comercialización de algunos productos, muchas veces impide llevar los alimentos a los mercados nacionales. Desde hace muchos años se ha querido avanzar en la distribución, y hoy gran parte de los alimentos que ingresan a Valledupar provienen de otros departamentos.

Para el caso de Valledupar, buscar la viabilidad para la implementación de patios productivos y solares aptos en zonas estratégicas de la ciudad y en el sector corregimental, sería una gran alternativa que se puede aprovechar para cultivar alimentos de ciclos cortos, que provean de alimentos a los vecindarios, mercados y establecimientos; estrategia que genera desarrollo en la región por medio de la implementación de la agricultura urbana y rural.

Por otro lado, según la FAO en Colombia se pierden casi 10 millones de toneladas de comida al año, cantidad que puede alimentar a 8 millones de personas en los 365 días.  Por el momento no se ponen en marcha estrategias entre el Gobierno y la empresa privada (cadenas de supermercados, tiendas) y numerosos hogares que desperdician alimentos. Lo ideal sería aprovechar los productos en excelente estado que no se consumen, y antes de vencerse sean donados a la población que no cuenta con recursos para alimentarse; y fortalecer los programas de generación de empleo para el mejoramiento de la seguridad alimentaria en la población.

Cumplir con el punto 2 (hambre cero) de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU en la erradicación del hambre para 2030 seguirá siendo una prioridad para muchos países que buscan salir de este flagelo que afecta a más de 690 millones de personas en el mundo.

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Carlos Andres Cotes Maya: