¡Increíble pero cierto! será la frase que pronunciaré, en caso de aprobarse la iniciativa legislativa presentada por Jimmy Chamorro Cruz, senador de la Unidad Nacional, en el sentido de reducir los salarios de nuestros honorables congresistas, de casi veintiocho millones, a la suma de trece millones setecientos ochenta y nueve mil ochenta pesos ($13.789.080).
Y no sé si calificar de ingenuo o de osado al senador Jimmy Chamorro, lo cierto es que lo mismo se intentó hacer en la legislatura anterior, y la iniciativa se hundió, sin que sufriera debate alguno, razón de más para estar escéptico. No obstante, pese a todos los pronósticos, ya algunos congresistas han expresado que respaldan la iniciativa, entre ellos Iván Cepeda Castro y Alirio Uribe Muñoz, del Polo Democrático Alternativo, junto con Angélica Lozano Correa, Sandra Liliana Ortiz Novoa y Oscar Ospina Quintero, por el Partido Alianza Verde.
A los colombianos de a pie, no nos queda sino esperar que se nos haga el “milagrito”, y que los señores congresistas sean conscientes de que su salario, frente al irrisorio salario mínimo legal, con el que debe un colombiano promedio, sostener su familia, es una verdadera afrenta, más cuando la imagen de dicha corporación no es precisamente la mejor y en cambio su sostenimiento, que sale del bolsillo de nosotros los contribuyentes, resulta demasiado oneroso, al punto que eminentes juristas, han venido proponiendo convertir el Congreso de la República, en unicameral, con el fin de aliviar en algo el enorme hueco fiscal, y de paso invertir esa platica en algo más productivo. A fin de cuentas, para lo que trabajan nuestros senadores y representantes, con una cámara bastaría.
El presidente Juan Manuel Santos al instalar el Congreso de la República, y dar inicio a la presente legislatura, nos insta a votar sí a los acuerdos de Paz, y que bueno sería que en aras de hacer menos visibles las enormes desigualdades salariales, nuestros “Padres de la Patria” tuvieran el gesto de grandeza y verdadero patriotismo, de reducir sus salarios, lo que sin lugar a dudas recibiría el aplauso unánime del pueblo colombiano, y además sería visto como un auténtico gesto de paz. En caso contrario, habría que convocar a una nueva Asamblea Nacional Constituyente para lograr que se reduzca el Congreso a una sola Cámara, cuyo número sea de máximo ochenta miembros.
Sería la única posibilidad, porque es ilusorio esperar que esta iniciativa tenga eco en el propio Congreso. Amanecerá y veremos.