La gente lo siente en los bolsillos: cada vez que va a las tiendas o a los supermercados a comprar algo, la plata le alcanza menos. Los alimentos, por ejemplo, están más caros: desde la papa, hasta los huevos, que tiene la fama de ser un alimento barato. Es la inflación: el aumento generalizado y creciente del nivel general de precios. Otros, la llaman carestía.
El problema de la inflación es uno sobre los cuales más se ha escrito en la literatura económica, desde hace ya varios siglos. Lo primero que debemos afirmar es que es un fenómeno multicausal, es decir tiene varios orígenes y – de la misma manera- su solución no puede ser siempre la misma. En sana lógica, dependiendo de la causa también se deriva el remedio.
FENÓMENO MUNDIAL
Como consecuencia de la pandemia del Covid 19, entre otras razones, buena parte de los países del mundo están viviendo un fenómeno inflacionario. Europa, Estados Unidos, y América Latina, también. Problemas de logística internacional, pero también el exagerado estímulo monetario, aplicado para hacerle frente a la pandemia, y hasta la depreciación del peso frente al dólar americano, en el caso de Colombia, entre otros factores, se han combinado para atizar el fenómeno inflacionario.
Revisemos un poco algunas cifras: en EE. UU. la inflación anual ronda el 8 por ciento, una de las tasas más altas en los últimos 40 años y ya comenzó a afectar la opinión del Gobierno del presidente Biden; en Europa la inflación promedio ronda el 7,5 por ciento. En el caso de Colombia, la inflación en febrero fue del 1,63 por ciento, y en los últimos doce meses supera el 8 por ciento.
¿QUÉ DICEN LOS ANALISTAS?
Analistas como el exministro Mauricio Cárdenas, consideran que pronto llegaría al 9 por ciento. (El Tiempo, Abril 2 de 2022, ver columna Guerra y Economía).
Para EL PILÓN habíamos producido unos informes sobre la economía en 2021 y sus proyecciones para 2022, y señalábamos los riesgos de una mayor inflación. Pero, la crisis por la invasión de Rusia a Ucrania, agravó algunos problemas de la economía mundial, por sus efectos en la oferta de petróleo, carbón, gas y cereales, entre otros productos. Además, de la incertidumbre misma que genera el conflicto bélico.
Esta semana, la junta del Banco de la República, autoridad monetaria en Colombia decidió subir, del 4 al 5 por ciento, las llamadas tasas de interés de intervención, es decir las tasas a las cuales el Banco Emisor le presta a los bancos comerciales.
Es una señal al mercado financiero, en el sentido de que hay una ruta marcada de aumento en las tasas de interés. Se acabó el período de tasas bajas, para los bancos, en algunos casos negativas, es decir inferiores a la tasa anual de inflación. Las tasas a las empresas y familias venían altas.
Esta decisión del Banco Emisor deberá tener un efecto, tarde o temprano, a su vez, sobre esas tasas de interés que los bancos comerciales cobran a empresas y familias. En conclusión, en los próximos meses veremos un aumento en las tasas de interés.
LAS SEÑALES DEL EMISOR
Es una señal a esos mercados, y al país, en general, claro; pero, como bien lo señaló el presidente Iván Duque, el aumento de las tasas tendrá un efecto sobre el crecimiento económico, que todavía se espera esté entre 4,5 y 5 por ciento para 2022. No está mal e indicaría que el país sigue por una senda de reactivación…
Para algunos, el Ban de la República va por el camino que es, pero, insistimos otros, si las magnitudes y oportunidades no son las que son, el remedio podría ser peor que la enfermedad, podríamos inducir a una estanflación, es decir un escenario con una inflación en aumento y un crecimiento a la baja. Dios nos libre.
PREOCUPAN LOS ALIMENTOS
La inflación que vive hoy Colombia es por alimentos, básicamente; está bien querer bajar unas expectativas, pero las medidas para solucionar esta inflación no están en las manos del Banco de la República, sino en las del Ministerio de Agricultura, que deberá mostrar una mayor eficiencia a la hora de abaratar costos de los insumos para el sector agropecuario y estimular la producción interna de alimentos.
Y estar listos a salir a importar más de algunos de los mismos, en caso de ser necesario. Moraleja: el remedio a la inflación depende de sus causas. cuidémonos de que el remedio no sea peor que la enfermedad.
POR CARLOS A. MAESTRE MAYA/ESPECIAL PARA EL PILÓN