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Historia, consecuencias y utilidades del hierro

Por Walter Arias Almenares

El hierro por su importancia en la historia de la humanidad dio nombre a un periodo de la historia, “la edad de hierro”. Hay indicios que los egipcios y los sumerios utilizaron el hierro cuatro mil años antes de Cristo.

Pero no es hasta el segundo y tercer milenio antes de Cristo cuando aparecen cada vez más objetos de hierro en áreas de Mesopotamia, Anatolia y Egipto.

Sin embargo, en aquella época, su uso era posiblemente ceremonial por ser un metal de difícil obtención, más que el oro.

Entre el 1.600 y el 1.200 a. de C. va en aumento la utilización del hierro en Oriente Medio pero sin llegar a sustituir al predominante bronce. El comercio del hierro entre Asiria y la ciudad independiente de Troya estaba ya bien establecido en dicha fechas, y el secreto de su producción era guardado celosamente por los Sirios.

Entre el siglo XII a. C. y el s. X a. C. es cuando se produce la transición desde las armas de bronce a las de hierro —fue la denominada “Edad de Hierro” —, sustituyendo a la Edad de Bronce. En Grecia comenzó a emplearse en torno al año 1000 a. C. y no llegó a Europa Occidental hasta el siglo VII a. C.  Hacia el 450 a. C. se desarrolló la cultura denominada segunda Edad de Hierro. En esta época el hierro se utiliza para múltiples aplicaciones: herramientas, armas, joyas.

Es importante recordar la curiosidad de que inicialmente el hierro utilizado por el hombre procedía de meteoritos.

Aunque el hierro sólo existe en pequeñas cantidades en los seres vivos, es de unos 35 mg/Kg. de peso en la mujer y de 50 mg/Kg. de peso en el hombre. Aproximadamente equivale a 3 o 4 gramos en total, siendo un 70% hierro funcional y el 30% hierro de depósito. El hierro es importante en el crecimiento, en el metabolismo de las células y conseguir una adecuada oxigenación tisular.

La falta de hierro o ferropenia y la anemia son muy frecuentes en la población general, siendo infravalorada en muchos casos.
La anemia es cuando a la sangre le faltan glóbulos rojos o cuando los glóbulos rojos no contienen suficiente hemoglobina, una proteína rica en hierro.

Las causas de esta patología es por una pérdida de sangre, por una falta de la producción de los glóbulos rojos o por una mayor velocidad del proceso de destrucción de los glóbulos rojos, y en las alteraciones en la absorción del hierro, vitamina B12 y ácido fólico. La vida media del glóbulo rojo es de 120 días.

Los síntomas son la fatiga, debilidad, vértigo, mareo, dolor de cabeza, inflamación de la lengua, incapacidad de realizar ejercicios, deformidad de las uñas, y una apetencia a la ingesta de elementos no alimenticios como el hielo, tierra, almidón, etc., etc…

Si la anemia se asocia a un déficit de vitamina B12 y ácido fólico, aparece un tipo de daltonismo a los colores azul y amarillo, aparición de movimientos espásticos, perdida de sensibilidad en manos, piernas y pies, asociada a parestesias u hormigueos. Sin duda alguna, la existencia de anemia en las enfermedades digestivas es aún más frecuente.

 

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