Los enemigos de la PAZ se meten en todas las grietas, por contaminadas que estén, y en todas las alcantarillas buscando pesquisas y falsos argumentos para apretar el gatillo a sus escopetas de chorro; este es el rebusque más rastrero que se haya visto con tal de echar por tierra lo útil de los diálogos de La Habana.
El escándalo hecho por el CD con motivo de la presencia de Timochenco en la isla de Cuba suena más a voces de plañideras que a protesta formal.
Conversaciones como estas necesitan revisión permanente de todas las partes comprometidas y este hace parte de una de ellas, las FARC, es nada menos que su comandante. Pero este no se reunió con la delegación oficial, pero en caso de haberlo hecho, habría que tomarlo como positivo porque estaría demostrando interés y cohesión en el diálogo. Dialogar no es entregarse, es buscar caminos de acuerdos y estos se buscan hasta con el más feroz enemigo.
En 1945, en el final de la segunda guerra mundial, Roosevelt y Churchill se reunieron en Yalta, con Stalin, enemigo fiero de estos, antes que el mismo Hitler, para cerrar la guerra, con plenas garantías. Era un imperativo. Antes, Bolívar se había reunido con Morillo, el exterminador, a finales de 1820, para concertar una tregua y regular la guerra. Y encuentros de esta naturaleza los ha habido en la historia colombiana, incluso, el mimo Uribe promocionó encuentros similares.
¡O es que los humanos no pueden dialogar, por enemigos que sean? Esta no pasa de ser una estrategia hipócrita del uribismo que pudo reunirse con gente rara en la casa de “Nari”.
¿Recuerdan a Job, delegado de las AUC? Eso no fue en La Habana. ¿Quién autorizó ese encuentro? Nunca lo dijo el presidente Uribe pero ahora Santos dijo que el sí autorizó el viaje de Timochenco.
¿Qué tiene esto de malo? La PAZ paga.
Pero no solo de afuera se bombardea el proceso de paz, también adentro tiene enemigos de muchos quilates. Uno de ellos parece ser el mismo ministro de la defensa, cuyas posiciones y declaraciones agresivas no coinciden con las del presidente, siempre calmadas, sino con las del CD, como se lo dijo la senadora Angela Robledo.
Su lenguaje, de más corte militar que civil, es camorrero y provocador, tal que a veces ve uno en ese puesto al Gr Bedoya. Me resisto a creer que esta estrategia de zanahoria esgrimida por Santos, haga parte de la del garrote ofrecida por su ministro.
De ser así, el gobierno no es sincero y juega con candela. La posición del gobierno debe ser una sola