MEDIO AMBIENTE
Segunda Parte
Por: Hernán Maestre Martínez*
Valledupar, Ciudad Ecológica de Colombia. Recuperemos y conservemos las cuencas de los ríos Guatapurí y Cesar. Hagamos causa común para que el Embalse Los Besotes sea una realidad, es agua para la vida en Valledupar, La Paz y San Diego. En el inicio de lo que llamamos historia, los humanos subsistieron mediante la combinación de la recolección de productos alimenticios y la caza de animales, sin causar daños graves a los ecosistemas naturales pues estos primeros humanos parece que intentaban controlar las cifras demográficas con el fin de no exigir demasiado al Planeta, estrategia que falló por razones que hoy empezamos a entender.
El proyecto de la Bioética global, conocido libro de Gilberto Cely, que propone “La ética que necesitamos hoy, ante la enorme crisis ecológica, es aquella que ofrezca un cambio de paradigma antropocéntrico que ha dado lugar al modelo del hombre prometeico, es decir, autosuficiente, arrogante, todopoderoso, endiosado, manipulador de la naturaleza y de sí mismo con la ciencia y con la tecnología”.
Esta situación se restringe actualmente a algunos grupos de personas en el mundo y muestra la importancia de este tipo de producción en el mantenimiento a largo plazo del medio ambiente, siempre y cuando no se supere la oferta natural por las demandas sociales.
El desarrollo de las sociedades humanas con su consecuente impacto sobre el medio ambiente, en los términos planteados, se puede resumir en cuatro rasgo básicos: el crecimiento del cerebro, que fue fundamental para el desarrollo de la tecnología; la capacidad de permanecer erguido; el desarrollo del habla y la comunicación verbal; pero también la adopción de medios tecnológicos para enfrentarse al medio hostil.
Con ayuda de estos rasgos los seres humanos comenzaron a migrar y a adaptarse a aquellos ecosistemas que descubrían, buscaron técnicas de supervivencia para enfrentarse a cambios climáticos bruscos y a los depredadores. Sin embargo, su presencia deterioró o cambió sustancialmente los ecosistemas, ya que generó impactos difíciles de manejar.
El surgimiento de la sociedad agrícola facilitó la aparición de complejas sociedades sedentarias, el crecimiento más rápido de la población humana, la creación de ciudades y la aparición de jerarquías sociales y religiosas. La domesticación de animales y el desarrollo de la agricultura, permitieron una mayor producción de alimentos en áreas más pequeñas, con lo cual se satisfizo suficientemente las necesidades familiares y, además, se generaban unos excedentes que se destinaban, por lo común, a transacciones comerciales con otras familias y pueblos, o al mantenimiento de las personas que se dedicaban a labores distintas de la agricultura, como los artesanos, dentro de la misma comunidad.
Durante muchos años, la agricultura europea permaneció en un bajo nivel de productividad, y la mayoría de los pueblos vivían al borde de hambruna. Esta situación se detuvo en el momento en que los habitantes de Europa buscaron alimentos e insumos para sus industrias en otros territorios fuera de su continente y cultivaron en las colonias, haciendo uso de fertilizantes. Ello les permitió controlar el problema de supervivencia y de los recursos mundiales.
Dos factores claves determinaron tal proceso: la expansión interna y la expansión a territorios fuera del continente. La primera provocó el deterioro de las pocas zonas boscosas de Europa. Año tras año los claros de bosques avanzaron de forma indiscriminada. La expansión a otros territorios se limitó inicialmente a las conquistas españolas del centro y el sur americanos; la colonización de Norteamérica por parte de británicos y franceses. En todo caso, todo este proceso ha traído una enorme crisis ecológica.
Especialista en Gestión Ambiental
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